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LOCAL Y GLOBAL

No soporto París

Estamos, todos, en manos de mediocres ignorantes, políticos que no ven más allá de sus narices

Jueves, 12 de octubre 2023, 05:30

Felicidades, España

La portada del último número de la revista francesa «París Match» la ocupa el extraordinario cantante Michel Sardou, de 76 años, con ocasión del inicio de su última gira. En la entrevista habla de su nueva vida, de la juventud, de la política, de su regreso a los escenarios… Y habla de París, la ciudad en la que nació (en Montmartre) y de la que ahora desea huir con una reflexión que, salvando las distancias, adapto a Salamanca. Casi en paralelo en el tiempo, si París se ha convertido en una ciudad agresiva con el visitante e irrespirable para el parisiense, Salamanca se ha quedado sin pulso, como la canción del propio Sardou, «No estoy muerto, duermo», aunque lo de nuestra querida ciudad es más un coma por abandono que una siesta. Y me remito a LA GACETA de ayer, que informaba de una vertiginosa (e imparable) caída del número de autónomos en Salamanca como consecuencia del drama que vive el comercio en la ciudad. Nuestro diario también se hacía eco del drama que acecha al Mercado Central, con la peatonalización de su entorno, y todo por culpa de normativas europeas que igual sirven para Salamanca que para París o Budapest.

Responde Sardou a la pregunta de si ya no le gusta la capital: «Para nada. Me voy de París: ya no soporto esta ciudad. Acabo de vender mi casa para instalarme en la Provenza. París se ha convertido en una ciudad demasiado ruidosa, sucia, no puedo coger el coche. Calles cerradas o de sentido único y agujeros por todas partes, estoy harto. Entre las bicicletas, los patinetes y los corredores que usan todo el espacio, no puedo más. Un amigo irlandés me decía el otro día que París, de ser la ciudad más bonita del mundo, ha pasado a ser una ciudad que no reconoce. ¿Has visto lo que han hecho en la plaza de La Concordia? Han puesto unas carpas con anuncios que ocultan Las Tullerías, es completamente estúpido… No puedo comprender qué ha hecho Anne Hidalgo con esta ciudad».

Y aunque entre París y Salamanca hay un abismo, ¿no les resultan familiares muchas de las quejas de Michel Sardou, no las hacen suyas en nuestra pequeña ciudad? La explicación es que estamos, todos, en manos de mediocres ignorantes, políticos que no ven más allá de sus narices o que legislan desde un despacho de Bruselas sin ni siquiera saber dónde está la Grand-Place… No digamos Salamanca.

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