Secciones
Destacamos
Estando cansado, destrozado diría, del caos político en el que llevamos instalados desde hace ya demasiados años, he visto la luz. Necesitaba pensar sin tormentas y reducir el grado de ofuscación, dejar de sentir que vivimos en el núcleo de un violento tornado, una sociedad entera desarmada y triturada por ambiciones desaforadas y veleidades autoritarias de una clase política que ha perdido la razón y el corazón. En España no hay quien piense, demasiado ruido, y la distancia me ha dado la perspectiva para hallar la única solución posible al colapso que se nos viene encima, y no me refiero a un Gobierno de coalición entre los dos partidos mayoritarios que, aunque sería lo necesario y urgente, es inviable en una nación con una democracia tan debilitada y emponzoñada como la española.
Lo he visto; he visto a Feijóo entregando el apoyo del PP a la investidura de Sánchez. No hay otra opción y además obligaría al presidente del Gobierno en funciones, sin más engaños, a descubrirse como es ante la opinión pública: o terrorismo o democracia, o una España rota o democracia, o enfrentamiento social o democracia. Feijóo, y puesto que Sánchez jamás tendría esa generosidad con el PP, entregaría su importante poder parlamentario a la causa de la normalidad social e institucional. Un elevado acto de sentido de Estado que el Rey, si tuviera atribuciones, no dudaría en firmar para salvar España de la locura «sanchista» que nos lleva a contemplar el imaginario cuadro de «Pedro Sánchez guiando al pueblo a la hoguera».
Por supuesto, Feijóo permitiría el Gobierno a Sánchez con unas condiciones básicas innegociables: puerta cerrada a cualquier imposición de los delincuentes y/o chantajistas catalanes y vascos, igualdad de trato entre comunidades, y fin al terrorismo fiscal con un control férreo del gasto público y con un debate abierto sobre lo que es el gasto social frente a la malversación de los recursos públicos. Hay que poner fin a esta dictadura nutrida por pobres y tontos en un ambiente tóxico y estúpido por el que transitan Tamara e Íñigo desde el hotel 'Mount Nelson'. Té con pastelitos a la salud de nuestros queridos pobres, sonríe la pareja… Pero esto no es Ciudad del Cabo, versión africana de 'Los olvidados» de Buñuel, esta es la realidad a la que Feijóo debe hacer frente con valentía de verdadero líder, poniendo además en un brete a Sánchez, presidente.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.