Sinceramente, no sé dónde está el PP, es más, no sé qué es el PP, cuál es su función en la política y no digamos en estos momentos de absoluta emergencia nacional tras el cataclismo producido por años de «sanchismo», perfecto sinónimo europeo de «chavismo».
Publicidad
Sólo puedo decir que la España que trabaja (¿les suena?), la España que vota (¿les suena?), la España que sostiene a España (¿les suena?), no tiene quien la defienda, quien la represente. Estamos completamente solos, abandonados por una casta de sinvergüenzas, de incompetentes y de golpistas. Ahora mismo España es un naufragio, con golfos y arribistas a un lado, y tontos, rematadamente tontos, al otro. Difícil nos lo ponen.
De Sánchez poco o nada se puede decir ya a estas alturas, para qué. Yo al menos estoy en fase de rezar lo que sepa antes de estrellarnos, pues ha quedado clarísimo -una vez más, y otra, y otra más- que los del PP ni están ni se les espera, tan ocupados como andan en aplaudirse entre ellos y en mantener su partido en la Edad del Hielo, alejados de toda realidad y del liderazgo que se le presupone a un partido de Estado. El PP sigue hozando en las cochiqueras dejadas por los Rajoy, las Sáenz de Santa María, los Casado (Cuca Gamarra, ¡presente!). Y Feijóo, perseguido por la sombra de Fakejóo, pidiendo perdón, ¿perdón por ser unos vagos, perdón por ser el hazmerreír del Congreso, perdón por engañar a quienes les votamos? Una vez más, el líder popular demuestra que le queda grande el puesto, siendo incapaz de dar una respuesta a un asunto gravísimo, como ser corresponsables «sin querer» de una reforma que es un atentado más a nuestro Estado de Derecho y a nuestra convivencia. Todos los hijos de puta de ETA meándose en sus víctimas. Enternecedor, pueden estar orgullosos.
Feijóo lo hace difícil porque Feijóo es un cobarde encerrado en su laberinto, típico producto PP. Con todo el mal vertido por el «sanchismo», el jefe de la oposición lo tiene muy fácil con una única medida: cortar toda relación con el Gobierno. Se acabó hablar en un Congreso sordo y se acabó hablar con Sánchez; sólo se hablará en las urnas, en tanto la soberanía nacional ha sido secuestrada por los enemigos del Estado.
Y amigo Feijóo, deje de pedir perdón y actúe, mueva el culo. Recuerda usted al rey Juan Carlos diciendo aquello de «lo siento mucho, me he equivocado, y no volverá a ocurrir». Toda una indignidad que no merecemos. Otra.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.