Pedro, go home!

Expresé mis dudas el pasado jueves sobre las aviesas intenciones que movieron a Sánchez a convocar elecciones el 23 de julio, y hoy, apenas 48 horas después, ya no tengo ninguna: este tío es un peligro público, y así nos lo hizo saber él mismo en el baño de multitudes que se dio el miércoles ante sus diputados y senadores, que se rompieron las manos babeando a su amado líder.

En este aquelarre sociata celebrado en el Congreso, a Sánchez no le faltó tiempo para lanzar su artillería dialéctica contra quienes no le votamos. Para el amado líder, aspirante sí o sí a presidente de la república de Sánchez, la democracia no es otra cosa que un instrumento a su único y exclusivo servicio. Quienes no le votamos, somos escoria. Es un dictador de manual, punto. Más nos vale que el 23 de julio le paremos los pies, me da igual si en su lugar ponemos a Feijóo o a Snoopy, pero lo que es urgente es que a Sánchez hay que ponerlo en órbita a voto limpio. Dijo el tío en la fiesta de la baba que nos vamos a enterar, y que viene el coco. Y por supuesto, Trump. Resucitó el dóberman de hace casi 30 años (en feliz titular del diario «El Mundo») y desató las siete plagas de Sánchez en una exhibición de sus mejores artes: la intoxicación como arma de destrucción masiva y la mentira como verdad suprema. Sacó y volvió a sacar a «la derecha extrema y la extrema derecha» en un aburrido juego de palabras que sólo engatusa a estas alturas a los imbéciles. Y a sus palmeros.

El escenario que pintó Sánchez fue apocalíptico y a Feijóo (pobre Mariano Feijóo) de verdugo de su «sanchismo»… Biden -dijo el amado líder- frente a Trump, Lula frente a Bolsonaro. Vaya cuatro que citó este iluminado que, ¡cuidado!, tiene ahora un peligro máximo con el sufrimiento que le produce su metástasis de ansia, la misma ansia terrorífica de la película de Tony Scott.

Todo un vampiro en La Moncloa, ahora obsesionado con la prensa. En un país sin apenas pluralidad informativa, con casi todas las grandes cadenas televisivas rendidas a él y al universo «woke», dice la criatura que le persigue la prensa de ultraderecha y el capitalismo. Sólo le faltó ofrecer voluptuosas ninfas esperando a sus ilusos votantes cuando lleguen al paraíso sociata, ese mundo de hipocresía extrema y dinero público a espuertas. Y sus diputados y senadores, esperando su hueco en una lista para seguir vegetando y aplaudiendo al amado líder. Vota lo que piensas, anima el PSOE. Pues sí: pienso que te vote Txapote. Y como sabes inglés, que no haya dudas: Pedro, go home!