Menas y otros

Ahora, la cortina de humo del Gobierno se llama menas, menores-no-acompañados para arriba, menores-no-acompañados para abajo, ponemos un montoncito de menas aquí, otro acullá, descargamos un tráiler de menas en Salamanca y otros tantos en Madrid. Menores al peso, al por mayor y al detall. Todo muy civilizado y propio de una sociedad organizada y avanzada. ¡Bravo, bravísimo!

Esto -lo que sea esto llamado España- se nos ha ido completamente de las manos; se les ha ido a ellos, dictadores, golpistas y nazis sin escrúpulos, y a nosotros, víctimas silentes que tragamos con todo y que no tenemos ningún asidero, ninguna referencia que nos indique el camino, pues la oposición está formada por merluzos que ni saben qué hacer con Mazón, ni con Vox, ni con sus propias vidas. El pasado martes, sin ir más lejos en el tiempo, un senador del PP subía una foto absurda a Instagram para recordarnos que era martes. Y el tío escribía «Martes», como si fuera Amundsen hoyando el Polo Sur. De locos.

Están entretenidos, unos, en el golpe de Estado vía democracia, y otros en balbucear, sin decir ni aportar nada útil y con la urgencia que precisa. Parafraseando a García Márquez, el balbuceo en los tiempos del cólera ideológico. ¿A quién le importa que los «etarras» hayan tomado La Moncloa previa invitación formal?, ¿a quién le importa que estemos sin Presupuestos?, ¿a quién le importa que nos metamos en una escalada armamentística de la noche a la mañana?, ¿a quién le importa que España esté al borde del colapso laboral y por tanto socioeconómico?, ¿a quién le importa la despoblación desbocada?, ¿a quién le importa la injusticia social que ha convertido España en un país con primera, segunda y tercera clases? Sí, las 3 Españas te helarán el corazón. Todos callan: unos ejecutan su plan de destrucción y otros miran para otro lado, silbando y yendo al fútbol.

En Salamanca, también sin ir más lejos, se descubre que quieren colar un centro de menas con nocturnidad y alevosía, y sus promotores gubernamentales lo esconden mientras el problema de la inmigración ilegal sigue sin abordarse y, así, esos menores seguirán aumentando en número y en problema. Nadie parece capacitado para gestionar un país y, entre tanto inútil, menas abandonados, ninis profesionales de 18, 25, 40 o 55 años, este país está roto. Una cosa sí es segura, hoy es jueves. Supongo que el señor senador estará al tanto.