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Aunque en España la libertad de expresión está siendo barrida del mapa y sustituida por un ambiente de autocensura generalizada, yo, gracias a Dios y a LA GACETA, la sigo ejerciendo, y así puedo exhibir sin complejos mi orgullo de ser monárquico, mis convicciones liberales y mis ideas conservadoras, ideas que tan bien se resumen en el lema nacional de Brasil: ordem e progresso.

Claro que me siento feliz, muy feliz, habiendo sido testigo de la proyección de la Corona en nuestro futuro tras la jura de la Constitución de la Princesa Leonor de Borbón el pasado martes, todo un chute de autoestima para todos, para la demacrada sociedad española. ¡Larga vida al Rey, larga vida a la futura Reina de España!, no se puede expresar mejor a pesar de los enemigos que a cada paso brotan como setas venenosas, enemigos de España, de la democracia; enemigos del conocimiento y de la Ley. Sólo la turba agradecida e inútil les ampara.

Pero Leonor no es Princesa de España, no de esta España. Como todos sabemos, la vida cuesta y cada paso que damos es el resultado de un esfuerzo, de una ambición. La Princesa de Asturias es hoy por hoy un verso suelto (y de blanco radiante) en mitad de un estercolero institucional en el que nos ha metido la incompetencia, la cobardía, el odio y el haber dejado asaltar el Poder a los liberticidas: los adictos a la erótica del poder (poder porno más bien), los que nos han puesto una pistola en la cabeza, como los amigos del nazismo y del terror, y los que callan ante este golpe de Estado que hoy vivimos. Hasta Felipe González ha tenido la dignidad que la mayoría de los militantes socialistas no tienen, quienes certifican con su silencio la inestabilidad y la represión. Esto no va de monarquías o repúblicas, va de odio y caos, el hogar de los infelices y de los resentidos.

Leonor no es esta España, la Princesa es la España que debería ser, la que de hecho llegamos a construir sobre los sólidos cimientos de nuestra Historia y sobre los escombros de la Guerra Civil. Ella no representa en modo alguno a la España del colapso, de los «ninis» (ninis de veinte, treinta, cuarenta, cincuenta años). La educación recibida, la formación que está recibiendo nos habla de una España moderna y asentada que ya conocimos con su abuelo Juan Carlos. Leonor no es la España de la impunidad y la miseria y yo estoy con ella. Confío en usted, Alteza.

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lagacetadesalamanca Leonor no es España