Borrar
LOCAL Y GLOBAL

La confusión

Pensar está mal visto, hoy sólo se permite el estúpido destello de exhibirse como un papanatas en las redes

Sábado, 7 de octubre 2023, 05:30

Me niego a que la locura y la farsa en la que estamos metidos hasta el tuétano me devore. No se puede hablar, no se puede sonreír, no se puede mirar y casi todo lo que no sea vulgar, desagradable y caótico, está mal visto. La belleza está mal vista, como también lo están la educación, la cultura, la democracia y la libertad. Pensar está mal visto, hoy sólo se permite el estúpido destello de exhibirse como un papanatas en las redes (redes), y así Instagram se ha erigido en la nueva Biblioteca de Alejandría y los «influencers» en los filósofos del fin del mundo.

Siento estar en el papel de aguafiestas, pero es el que hoy le corresponde a la cordura necesaria para mantener Occidente en pie y a España en particular, embobada ante su propio colapso. Mientras tanto, ya ni siquiera puedes estar a salvo en un supermercado, que animan tus compras por megafonía ofreciéndote un mundo «más inclusivo», haciéndote creer en el pasillo de los «Kellogg´s» que eres un desgraciado. No soy inclusivo porque no sé qué es ser inclusivo: mi condición de persona abierta al mundo y a su evolución carecía de definición, aunque ahora parece que han añadido el derecho a amar a una farola en el catálogo de lo que es inclusivo. Ellos, ellas, elles y farolas, ¿no?

Pero el mayor problema de este cataclismo es la confusión a la que nos enfrentamos, con la gente completamente amordazada, temerosa de ser señalada con las pintadas del odio. Un Estado represor se ha puesto en marcha sin freno ni control con el despliegue de un ejército de beodos suelto por Washington, Londres, París, Madrid, y por supuesto Bruselas, sede del gran aquelarre contra Europa, contra Occidente, y me remito, por si alguien quiere profundizar, al artículo de Juan Manuel Jiménez en el digital «Hispanidad» titulado «Occidente ha muerto empalado».

Veamos un párrafo de este artículo: «Los europeos tenemos una empanada mental de tal calibre que ya no distinguimos lo grave de lo menos grave; lo severo, de las tonterías de Telecinco... ¿Es de recibo que al hijo de un actor que ha asesinado y descuartizado a su novio en Tailandia lo tratemos con más respeto y benevolencia que al calvo besucón que le ha robado un piquito a una jugadora de fútbol?» Parece todo muy sensato, pero según el monstruo social que ha creado Occidente -y la España Frankenstein está siendo una alumna aventajada- no es más que una reflexión facha, otra más. Y llegados a este punto, insisto en defender a los fachas, que es lo que somos todos los demócratas. Demócratas ahogados en un mar de confusión.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca La confusión