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En lo sociopolítico, es decir, el todo, cerramos el año con el país hecho unos zorros: estamos tristes, crispados, desesperanzados, sin futuro, y diría que ya desahuciados, pues la solución a este despropósito no parece estar ni tan siquiera en el horizonte. Y todo por culpa de Pedro Sánchez y su «sanchismo», pero también de una oposición que amaga con responder pero que siempre acaba escondida.

Ya son demasiadas oportunidades perdidas. Feijóo necesita «mediadores», pues no puede solito; por tanto, debe dejar paso a quienes tengan las ideas y el valor suficientes para enfrentarse a este brutal enemigo. Enemigo de España, enemigo de la libertad, enemigo de la convivencia, enemigo del bienestar, enemigo de los valores occidentales… justo en lo que ha degenerado esta izquierda sicótica, malvada, populista y populachera… Entre unos y otros han roto nuestra sociedad de una manera criminal y corrupta.

En palabras de un amigo ilustrado y nada sospechoso, «han montado el sistema legal para saquear el país, son un auténtico cártel». Y añado: saquearlo y enfrentarlo, volver a las trincheras ideológicas, a un ambiente irrespirable, una «polarización» a la que el diario «El Mundo» declaraba en su edición de ayer «enemigo del año» con un contundente titular: «Una estrategia peligrosa para encastillarse en el poder».

Ya lo dijo Pedro Sánchez durante su investidura en el Congreso, el mismo Parlamento que él desprecia y cierra cuando tiene por conveniente: hay que levantar «un muro de democracia» contra la derecha. Ya el simple hecho de hablar de «muros» deslegitima cualquier espíritu democrático. La democracia es negociación y parlamento, ¿o es barricada y foso? Pero la izquierda sabe mucho de muros, de cordones «sanitarios»: de Berlín al «rodea el Congreso» de Pablo Iglesias, mentor de Pedro Sánchez, no lo olvidemos. Y además, Jorge Javier Sánchez quiere levantarlo contra la derecha democrática, lo cual le pone en una posición absolutamente golpista y castrista, que a todas luces es el lugar donde nuestro amado líder se encuentra más cómodo.

Y pruebas de ello está dando todos los días, con sus descaradas connivencias con los que quieren destruir el Estado, con los que nos quieren destruir y a lo que tan bien se refería el rey Felipe VI en su discurso de Nochebuena. Resumo: la Constitución lo es todo. Es libertad, es armonía, es unión, es progreso. No es un muro.

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lagacetadesalamanca El cártel del muro