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A finales del siglo XIX comienzan a ejercer el oficio gran cantidad de limpiabotas llegando a ser en toda la ciudad más de 50, de los que 28 eran gitanos, que se distribuyen por los arcos de la Plaza Mayor, entre el Pasaje y el callejón de lo que luego fue Coliseum y por los principales cafés de la capital, que eran: La Perla, Suizo, Las Cuatro Estaciones, Pasaje y Novelty. Los limpiabotas habituales de la Plaza Mayor eran: el Cantalpino; el Perdigón; el Colás; el Belmonte; Santiago Cordero, el Chago y Angel Alvarez, el Barrabás, que pasaban las penalidades del tiempo bajo los arcos, abonando tres pesetas trimestrales como contribución que les exigía el Ayuntamiento.
Las licencias que éste concedía para el «situado» se otorgaban con cuentagotas lo que daba lugar, a la constante inspección de los «municipales» en petición de los papeles reglamentarios y a numerosas denuncias de intrusismo profesional de los limpiabotas que ejercían legalmente su oficio.
Se quejaban de que cuando llegaban las Ferias y podían hacer negocio, dada la afluencia de forasteros, venían los «limpias» de Valladolid y les chafaban el invento. Llegaban quince o veinte, capitaneados por el Rata, el Pechitos, el Roña y el Piri, y abonando 3 pesetas al Ayuntamiento ya podían ejercer la competencia desleal. Si era a la inversa, aunque presentaran el carnet acreditativo, en Valladolid no les permitían ejercer y tenían que volver a Salamanca rápidamente.
La experiencia de el Chago en Santander fue que no le permitieron «abrir el establecimiento» hasta que no abonara 18´50 pesetas y el Barrabás en Zamora tuvo que abonar, por dos días de trabajo, 12 pesetas. En Ferias llegaban a recaudar 25 y hasta 30 y 40 pesetas diarias, pero en tres días mal contados. En el resto del año se conformaban con obtener 2 pesetas y saltaban de júbilo si llegaban a 12 ó 16 reales.
Más tarde aparecen: Isidoro Caballero Hernández, «El Fatty», en el oficio desde 1925, que hizo pinitos como boxeador y murió en enero de 1977; Pedro Ciro «El Baulero» y «Belmonte», trío que actuó en más de una becerrada en la Plaza de Toros. Un poco más tarde: «El Grabao»; Pablito, que ciclista de niño, pedaleaba con la pierna derecha metida por el «cuadro», pues sentado no llegaba a los pedales; «El Primi», José «Zorita» Mateos, luego mozo de espadas de «El Capea»; Antoñito; Marino Gutiérrez Manso (que murió atropellado por el coche del médico de Tejares); «El Ciclón», andarín que dio la vuelta a todos los arcos de la plaza caminando de espaldas y que apareció ahogado en el río; Tomás, hijo de «La Múcheres» o Mariano Gómez Bartolomé. Los que tenían puesto en las cafeterías: otro hijo de «La Múcheres», Manolo en el Plus Ultra; luego Pepe «El Panduro», «El Madriles» en el «Novelty»; Felipe, más tarde Fernando «El Gitano» en «Las Torres» y Demetrio en el «Multiplaza».
No dudaban en prestarse voluntarios para tomar parte en festejos taurinos de carácter benéfico o por pura diversión.
El Belmonte, fue inmortalizado por la pintora salmantina Mary del Castillo en un cuadro presentado a la Exposición Regional de Bellas Artes celebrado en la Alamedilla en 1943.
El 28 de mayo de 1912 el Ayuntamiento deja sobre la mesa para su estudio la instancia de Isidoro Cabezas para instalar un salón de limpiabotas y venta de periódicos en la Plaza Mayor. No se vuelve a tener noticias del asunto hasta que el 2 de julio inaugura el salón de limpiabotas, pero trasladado a la calle del doctor Riesco.
En 1909 en la antigua relojería de Pedro Blanco Hermosilla de la Plaza Mayor número 44, abre sus puertas el primer salón de limpiabotas, propiedad de Matías Sánchez. Bajo el Arco de san Fernando, el 17 de mayo de 1916 se instalaron unos servicios de urinarios públicos (algún tiempo cerrados) hasta que, a partir de 1921, se construyó un quiosco metálico acristalado que alquiló Rosa Martín y en 1929 inauguró un salón de limpiabotas. Santiago Pérez Iglesias tomó el kiosko de prensa y la mitad de la superficie se dedicó a salón de limpiabotas por Ricardo, «El Calvo». En 1918 en el número 6 de la calle Concejo existió el Gran Salón Limpiabotas, Continental Exprés.
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