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Hostelería anterior a 1925 (1)

Del primer café que hay noticia es del que estuvo en la Plaza Mayor, entre las entradas del Pasaje y Coliseum

Martes, 14 de enero 2025, 05:30

En el siglo XIX el café es el lugar de reunión de tertulias y discusiones. A partir de Isabel II se renuevan los viejos locales y se abren otros nuevos. Desde 1895 aumenta el número de cafés y chocolaterías cuyos artículos era lo que más tomaban los salmantinos. Se ofertaba música, por lo regular clásica, a base de conjuntos. Sustituyeron a las reuniones en los salones particulares, donde destacaban las de Doña Ramona de Solís, las casas y los clubes. Se charlaba relajadamente mientras se degustaba el café.

EN LA PLAZA MAYOR

GRAJAL.- Del primer café que tenemos noticia es del que estuvo en la Plaza Mayor, donde luego «La Abadía» y abarcaba el tramo entre las entradas del Pasaje y Coliseum. Nos lo cuenta Joaquín Zaonero en su «Libro de noticias de Salamanca» cuando, refiriéndose a los acontecimientos de 1811, dice: Tanvién avía bailes en el café que avía en la casa del Conde de Grajar, se pagavan tres francos por persona cada noche. (Moneda francesa).

NUEVO DE LA PLAZA.- Donde se encuentra hoy el café Novelty se viene diciendo que estuvo el café del ciudadano natural de Italia Luis Cechini, que pide licencia al Ayuntamiento, que se encuentra en fase de constituirse tras la expulsión de los últimos franceses el 24 de junio. Se inaugura a los cuatro días de la batalla de Arapiles, el 26 de julio de 1812 y es considerado erróneamente como el primer café salmantino.

CAFÉ NUEVO O DE ARAUJO.- En el verano de 1845 Antonio Soriano Sánchez, que vive en el Mesón de los Toros, abre un establecimiento junto a la Casa del Concejo, denominado Café Nuevo o de Araujo, en el que a las 8 de noche del viernes 12 de setiembre se derrumba el suelo del piso principal, produciendo la muerte de 4 personas, el propio dueño, el presbítero Carlos Hugarte y dos criados, Agustín y Antonio Piñuela. Hubo una decena de heridos y de haberse producido el accidente unos momentos antes hubiera sido una auténtica catástrofe por la afluencia de clientes, más de 300, que terminaban de salir, unos al teatro y otros a contemplar los toros que se lidiarían al día siguiente. Dirigieron las operaciones de salvamento el ingeniero Ramón del Pino, constructor del desaparecido puente de Encinas y el arquitecto Tomás Cafranga, ayudados por los también arquitectos Nieto e Hilera.

Antonio Soriano, durante la Guerra de la Independencia y siendo casi un niño estuvo en la guerrilla de Julián Sánchez «El Charro», fue asentista del ejército liberal en la primera guerra carlista, en 1832 tuvo una sociedad con Diego López para abastecimiento del Ejército Real de Observaciones de Portugal y gracias a sus buenas relaciones amasó una gran fortuna que le permitió ser uno de los mayores compradores de fincas desamortizadas.

Sus hijos Rodrigo y Ricardo se deshicieron del inmueble del «Café Nuevo» vendiéndolo a don Vicente Rodríguez Santa María el mismo año de la desgracia, continuando los negocios del padre, aunque Ricardo solo le sobrevivió 10 años, por lo que Rodrigo, nacido en el pueblo de su madre en 1828, se hizo con las riendas, ampliando el negocio de asentista de granos, suministrador de recuas al ejército y brigadas de transporte, con el comercio de harinas exportadas por el puerto de Santander.

FEDERICO SANCHEZ CRESPO.- Cuando desde el número 34 de la Plaza Mayor se traslada la acreditada confitería de la Acera del Correo al número 4, donde hoy «La Madrileña», llega en 1858 Federico Sánchez desde san Julián 19, con el negocio de confitería, repostería, chocolate elaborado al temple y también café, bajo la dirección de Román Griñán Gómez, que ha adquirido sus conocimientos en Inglaterra. Vende hasta papel pintado.

El 27/01/1861 se constituye, en el principal y segundo pisos, la sociedad de recreo «Círculo Mercantil», con gabinete de lectura, lujosos muebles y esmerado servicio. Permanece abierta solamente 6 días, dado el excesivo precio del alquiler, pues afirma el dueño que pierde 40 reales diarios, por lo que se trasladan al piso principal del café «La Perla». Es citado por Pascual Madoz cuando dice que tiene juego de billar y ocupa el primer piso la sociedad de recreo llamada Círculo que se compone de las personas principales de la clase media de la población.

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