Fábricas de pasta para sopas

El primer Mirat es Jean Mirat Merciel, casado con Nicolasa Joseph Pérez. Vive el matrimonio en la calle llamada hoy Crespo Rascón, vivienda elegida en 1749, por la profesión de Jean (polvorista) que ha montado una fábrica de almidón y polvo de pelucas, para la que precisa el agua abundante de la Esgueva que constituye el Arroyo del Carmen. Vende parte del almidón a Madrid transportándolo a base de arrieros.

En 1785 se hace cargo del local arrendado para fábrica de pelucas con pozo particular, al conde de Villagonzalo, en la calle Caldereros, con acceso directo a la Esgueva que va al Arroyo de Santo Domingo su hijo Joseph Mirat Pérez y en 1792 se anuncia en Madrid en la calle de Preciados, donde vende paquetes de almidón de Salamanca.

Hereda el negocio Juan Sahagún Mirat Herrero, con solo 19 años y casado con María Antonia Tejedor, quien pasa en 1806 a ser propietario de la finca. Tres años más tarde el conocido como «Almidón de Salamanca» pasa a denominarse «Almidón Mirat».

Se hace cargo del negocio su hijo Gregorio, que vive en la calle del Consuelo, junto a la pequeña fábrica de almidón de trigo que produce entre 7.000 y 8.000 kg, luego vendidos como materia prima para la elaboración de productos para repostería, farmacia y droguería.

En la Exposición Universal de Londres presenta dos paquetes de almidón superfino en rama y polvo en 1851, tras la Exposición de Madrid de 1850. Desde esa fecha y hasta 1905 obtiene la firma Mirat 16 medallas, tres de oro en Barcelona (1888) y París (1855 y 1900) y diplomas y medallas en las Exposiciones de Madrid (1850, 1857 y 1898), Londres (1851), Viena (1873), Filadelfia y León (1876), La Coruña (1878), de nuevo París en ese mismo año, Chicago (1893) y Barcelona (1897). Obtiene otros dos diplomas en la Exposición Americana de 1892. También es premiado en las Exposiciones de Salamanca (1884 y 1907) y Bellas Artes de Ciudad Rodrigo en 1900.

A partir de 1865 su hijo Juan Casimiro Mirat Moreno, tras estudiar en Francia en 1860, monta varios aparatos para la obtención de almidones.

En 1874 adquiere las ruinas del monasterio de San Jerónimo para inaugurar en 1884 una fábrica de pasta para sopa.

Vive en Caldereros 3 y a su muerte se hacen cargo del negocio los cuatro varones, dirigiendo Casimiro el almacén de garbanzos y la confección de algodones y pastas.

La segunda más antigua es la de fideos de Acedo en la calle de Azafranal que se traslada en mayo de 1795 a la Lonja de la Cárcel. La Viuda de Acedo fabrica además de fideos, pasta fina para sopa con especialidad en pastas italianas. En 1866 existe en San Justo 14 la fábrica de pasta de Silvestre Gómez. En 1883 tiene su fábrica la Viuda de Jarrín en el paseo de Sancti Spíritus.

En 1918 inaugura Francisco García Benito una fábrica de fideos y pasta fina para sopa en la Avenida de Canals (frente al embarcadero de la Estación) denominada «El Pilar», donde la harina de flor especial y la sémola, son sustancias integrantes de la pasta, que presenta una gran variedad: fideos, macarroncillos, letras, estrella, macarrones, cintas, sémolas, lluvia y ojos y se fabrican diariamente 60 arrobas. En agosto de 1921 pasa a propiedad de Francisco Pérez Sánchez continuando con la misma denominación. Nacido en 1890 en Salamanca, habiendo casado con Julia Felisa Zataraín Corrales, fallece el 18 de enero de 1967.

Santiago López Iglesias compró la fábrica de harinas de Valcuebo y al fallecer en 1906, su hija Cándida López Moro, casada con Bernardo Olivera Sánchez, hereda esta antigua fábrica de

Julia Felisa, heredera de la gran fortuna de una tía marquesa, vendió todas las fincas e invirtió el capital en la empresa de su marido, que llegó a contar con 40 empleados a los que no quiso despedir cuando llegaron las vacas flacas y terminó semiarruinado, viviendo en un modesto piso de su propiedad, en la calle Galileo número 5.

Nemesio Torres Blanco tiene su fábrica de pasta para sopas en la Plaza de la Fuente, 11 a finales de los años 10 del pasado siglo.