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Hace ya unas semanas que llevamos escuchando planteamientos acerca de la Ruta de la Plata por ferrocarril, ya hemos hablado en distintas ocasiones y la verdad es que esperábamos decisiones por parte del ministro de Transportes, así como de ADIF y Renfe. Lo cierto es que ni más frecuencias Salamanca-Madrid ni proyecto para la reapertura de la vía férrea si exceptuamos ese estudio de viabilidad que propone el ministerio.
Sigo preguntándome por qué no se acaban de dar respuestas claras cuando la razón está marcando caminos. Es decir, el vecino Portugal lo tiene claro, quiere comunicaciones con España y Europa, quiere vías electrificadas para comunicarse con Europa a través de Castilla y León y más concretamente por Salamanca. Salamanca sigue siendo el nudo de comunicaciones perfecto si hablamos de Oporto o Aveiro y también por supuesto con Sevilla y Gijón. Me sigo preguntando dónde está el problema si tal y como señalan los amigos de movimientos por la «Ruta de la Plata», están hechas hasta las cuentas. ¿Es tan complicado conseguir 1.900 millones para un proyecto que beneficiaría a miles de habitantes de estas tierras? Bueno, pues parece que todo se va complicando porque a las deudas por pagar en Cataluña vemos ahora que, de un plumazo, prorrogamos los Presupuestos Generales con todo lo que esto conlleva. Ahora, al menos en un año, no será nada fácil conseguir presupuestos para estas iniciativas, espero que lo cuenten y que empiecen a dar certezas a tantas reivindicaciones. Y aquí dejamos deberes a los diputados y senadores que defienden los intereses de Salamanca porque, hasta el momento, con asistencia a movilizaciones no lo arreglan. Tienen que apretar en los ministerios y más aún tienen que formalizar compromisos.
Seguimos muy lejos de Madrid, nos ofrecen frecuencias tercermundistas de más de tres horas de trayecto cuando lo que se necesita, insistiré, son más frecuencias de hora y tres cuartos para empezar. Y es que nos encontramos en un momento muy crítico para conseguir el despegue económico y social de Salamanca, el tren, las comunicaciones son la clave y si no se entiende esto mal nos va. Se nos va la vida en citas electorales, que por supuesto son necesarias, pero dejamos las propuestas que deben mejorar la calidad de nuestras vidas. Y es que llevamos ya demasiado tiempo avisando de que viene el lobo, miramos a nuestro alrededor y poco o nada ha cambiado: la inflación, el coste de la vida, los precios en el supermercado, el precio del alquiler o compra de vivienda, es decir, pasan los minutos, los días, los meses y poco o nada cambia. Veo la necesidad de seguir recordando que necesitamos un revulsivo para que la sociedad cambie a mejor y creo que debemos cambiar las prioridades.
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