El mensaje

La desinformación es el peligro invisible que amenaza la democracia. La frase se las trae, pero está muy llena de contenido, dados los tiempos que corren. Ayer hemos asistido al primer debate de investidura con cierta perplejidad.

Sánchez libra a todos los españoles de la derecha y ultraderecha con un gobierno multidisciplinar en el que el PSOE es el mayoritario, esto no quiere decir que haya ganado las elecciones o eso me pareció en la noche del 23 de Julio, esto quiere decir que hemos intercambiado cromos que pagaremos todos.

Ahora nos espera un mundo mejor contando con quienes lo único que quieren es balcanizar el país, lo afirman en cada declaración, la amnistía es el primer paso después quieren referéndum de autodeterminación.

Y en estas nos encontramos: compás de espera para que los acontecimientos se vayan cumpliendo mientras miles de españoles se manifiestan en las calles frente a una amnistía que ni siquiera entiende la judicatura, mientras que el fiscal general del Estado calla y por tanto otorga, mientras vemos cómo desaparece la separación de poderes.

Además, vemos cómo esas negociaciones en Bruselas llevan al desequilibrio presupuestario tocando incluso la caja de la Seguridad Social. Siento perplejidad ante estos hechos que auguran tiempos nefastos, entre otras cosas porque Sánchez va a tener un margen mínimo de maniobra, los siete votos de Junts van a marcar el devenir del diario de sesiones en todo momento llevando, sin lugar a duda, a la catástrofe.

Y me pregunto ¿realmente esto es lo que queremos? Porque, por ejemplo, los 15.000 millones de euros que se condonarán a Cataluña no se van a recuperar para otras grandes necesidades en un país que se endeuda por minutos. ¿Quién lo pagará? Como bien dice el tertuliano de Alsina y experto en economía, Carlos Rodríguez Braun, «Ud. Señora…».

Y voy un poco más allá, resulta que llevar una bandera rojigualda sigue siendo lo mismo que ser facha… me parece una falta de cultura muy grande porque vamos a recordar que la bandera española es constitucional, votada por todos los españoles en 1978 pero además debemos afirmar que nuestra enseña nacional viene del siglo XVIII cuando la usaba la Marina Española. Los colores se cambiaron en la República para volver en la dictadura con el águila de San Juan.

Fíjense, los estadounidenses con menos historia se inclinan todos, absolutamente todos ante la bandera de barras y estrellas con auténtica devoción. En España seguimos dudando, eso sí no dudamos de las intenciones de los nacionalistas y separatistas quienes han aprovechado un momento único en la historia para dar el sí a las ansias de poder. Lo tendremos que ver y padecer para que nos demos cuenta que lo que necesitamos es que el pueblo hable de nuevo y se clarifique esta situación.