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Hemos entrado de lleno en el otoño que nos marca la crisis climática global con temperaturas de agosto a la espera del ahora esperado fresco charro antes de entrar definitivamente en el invierno de nueve meses.
Sirva esta primera entrada para señalar que de otoño templado nada, será caliente o muy caliente si miramos el panorama político que nos rodea en España.
A estas alturas ya sabrán que en Waterloo no se conforman con una amnistía y lo que esperan es un referéndum de autodeterminación para apoyar la investidura de Sánchez.
Y sigo haciendo preguntas sobre futuribles porque lo de la amnistía para quienes quisieron fracturar España ya estaba pactado desde el 17 de agosto.
Queda por saber cómo se va a vender este asunto a la ciudadanía que, en muchos casos, ya se ha pronunciado en contra. Ahora toca suavizar y rezar para que no se dé una fecha para ese referéndum que, a todas luces hoy, es ilegal. Una crisis abierta en la que solo cabe la investidura del candidato socialista con los siete votos independentistas.
Creo que nos estamos jugando más que esto, que una investidura y pregunto: ¿Cómo se va a manejar este maremágnum, pendientes en cada votación del apoyo de unos pocos, o bien seguiremos la senda del Real Decreto?
Pregunto más: ¿se van a entregar esos 450.000 millones de euros a Cataluña? O esperamos a tener presupuestos generales aprobados para ver cómo repercute en el bolsillo de todos.
En fin, son tantas las preguntas por resolver que no acabo de creer en una «investidura socialista» sin damnificados. Esta semana ya han pasado todos los grupos políticos que han querido por el palacio de la Zarzuela.
El rey nombra nuevo candidato y una vez más, no salen los números porque hasta el PNV derrapa y señala que no tiene nada decidido. Hablamos de un juego, si me permiten siniestro, porque los ciudadanos «de a pie» no lo acabamos de entender.
Una cosa es ganar las elecciones y otra muy distinta conseguir los apoyos en el Congreso de los Diputados. Y ese apoyo a qué precio, porque los precios y la inflación siguen subiendo, siguen siendo las prioridades de españoles y familias españolas, sigue siendo la mayor preocupación, acabar el mes sin deber nada a nadie.
Así pues, va llegando el otoño y con los primeros fríos los pagos de calefacciones. Van llegando dos meses de mucho gasto familiar y lo lógico es que tengamos resuelto nuestro destino como país para que, en definitiva, los políticos se pongan a trabajar de verdad.
Lo cierto es que, mucho me temo, que podamos estar en una nueva campaña electoral abriendo el año 2024 con una gran crisis que ya están vaticinando los expertos en economía internacionales. Y ya saben por experiencia que el castillo de naipes puede caer y los platos rotos los tengan que abonar los de siempre, ¿adivinan?
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