Cada 2 de noviembre me vienen a la cabeza las antiguas celebraciones, este día era grande en toda la provincia de Salamanca porque realmente se daba la cita obligada en los camposantos para ese reencuentro con los seres queridos.
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La vida y las ocupaciones fueron dejando relegado este día que nunca apareció en rojo en el calendario y que ahora, sigue siendo jornada laboral. Dicho esto, parece bueno que sea laboral porque, de esta forma se seguirán tramitando las negociaciones para que tengamos nuevo gobierno en la segunda o tercera semana de este mes.
Y todo apunta a que así será salvo hecatombe, ahora borrar del mapa los hechos acontecidos un 17 de octubre de 2017 en Cataluña, no fueron dignos de una respuesta por parte del Estado de Derecho.
Veremos el texto de esa Amnistía en la que según el presidente en funciones apoyan todos los españoles. Todos menos unos cuantos que este pasado fin de semana han dejado oír su voz. Los demás están de acuerdo en que el héroe de Waterloo mueva los hilos a su antojo y pase de perseguido a ciudadano de a pie sin mácula.
Permítanme que discrepe y recuerde que esta situación no se da por el bien de España, se da por el bien de una corriente política que, a toda costa, quiere el sillón de presidencia. Hace 48 horas que hemos visto a la monarquía acatar la Constitución Española y hemos visto quienes no están en esa línea, justamente quienes van a ser los que apoyen ese nuevo gobierno, es decir quienes siguen pensando en amnistía para llegar a referéndum de determinación. Muy complicadas serán las negociaciones para alcanzar la cuadratura del círculo y consigan que nuestro país progrese.
Lo sigo viendo complicado porque serán cuatro años en los que, en todo momento, el ejecutivo va a depender de siete votos. ¿De qué servirá la Cámara baja si seguirá imperando el Decreto Ley?, seguiremos pendientes de las exigencias independentistas y de caramelos como la jornada laboral de 37 horas y media y más dulces que nos esperan cuando vemos que la realidad es otra bien diferente.
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Quienes quieren acceder a la vivienda no lo pueden hacer por el alto coste que esto supone, la banca responde que no aguantará más impuestos y afirma que repercutirán en sus clientes sean hipotecados o no.
¿En qué sociedad viven?, por qué no resuelven las situaciones de tantas familias que no pueden llegar a fin de mes aún contando con dos sueldos en la casa. Creo que la brújula no está marcando la dirección adecuada y en un mundo como el que nos está tocando vivir, debemos mirar a nuestro alrededor y ver la inflación, las guerras que amenazan con ser globales, los inmigrantes que llegan a Europa por miles cada día.
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Me pregunto por las resoluciones a todos estos conflictos antes de que llegue el invierno y nos coja a todos sin abrigo.
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