Somos ciegos...

Escucho las palabras de la portavoz de la Comisión Ejecutiva del Partido Socialista, Esther Peña y no me lo puedo creer: «Una España que crece y avanza» y «Un presidente que miente e inflama discursos de odio», esto último en referencia a Fernández Mañueco. No lo puedo creer cuando 100 años después de la apertura ferroviaria de Salamanca, de España hacia Portugal por el difícil camino de Arribes, nos encontramos de nuevo en el punto de salida en pleno siglo XXI.

No me puedo creer las afirmaciones de la señora Peña con el peor dato de endeudamiento de todos los tiempos o con el mayor dato de pobreza infantil de toda Europa o con esa gratificación de 500 millones de euros destinados a matemáticas y comprensión lectora. Por favor que alguien lo explique, que explique que ese avance pregonado es real, que se certifique que no avanzamos en distintas marchas y que nos digan, una vez más, que el presupuesto de estudio de vialidad de la «Ruta de la Plata» no es para tapar bocas y retrasar el progreso del oeste español en el que en el mismo centro de encuentra Salamanca. El ministro de ADIF y Renfe nos lleva al 2026 para conocer los resultados de este estudio y evitar cualquier movimiento a la vez que esperamos los «rodantes» sobrantes en Galicia.

Todo esto sigue siendo una tomadura de pelo, Salamanca no puede esperar más. Es ahora o nunca y lo hemos visto en la decena de movilizaciones que se han producido este pasado fin de semana. No nos engañemos esa movilización no ha sido el final, al contrario, es el principio de una lucha contra el olvido, el arrinconamiento en el que nos encontramos en Salamanca.

La falta de comunicaciones ferroviarias nos deja en una situación insostenible y no hablo de llegada de viajeros, turistas a nuestra provincia que también.

El verdadero problema se encuentra en la incomunicación con Madrid, pero también con el resto de España y Europa. Se necesita una respuesta inmediata a la necesidad de frecuencias ferroviarias y esperamos que no sea una tragedia conseguir billetes adecuados a las necesidades de viajeros, comerciantes e industriales en Salamanca.

Creo que ha llegado el momento de apretar porque sencillamente nos jugamos el futuro y recuerdo que la idea generalizada es que Salamanca es una ciudad de servicios, una afirmación que debe dar pasos hacia adelante. Salamanca puede ser una ciudad también industrial, es el enclave perfecto para las comunicaciones ferroviarias y viarias de Portugal a Europa.

Es también la interconexión perfecta entre los mercados del sur hacia el norte de España y hacia Europa sin pasar por el nudo gordiano que supone el entramado ferroviario de Madrid.

Y digo más, Portugal lo tiene claro, por eso ha electrificado toda su red ferroviaria, ha estudiado el ancho de vías y efectivamente quiere comunicación a través de Badajoz pero también por Fuentes de Oñoro. Y aquí, ¿a qué esperamos?