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A estas alturas ya sabrán que el Partido Popular ha ganado las Elecciones Europeas con dos escaños más y cuatro puntos de ventaja sobre el Partido Socialista. Estos son lo datos; sin embargo, las lecturas sobre estos resultados se mantienen ahora: Feijóo ensancha la brecha electoral sobre un Sánchez que se resiste a pesar de los escándalos que ahora se tendrán que dirimir en los juzgados. La parroquia socialista estima que los populares no han conseguido arrasar como esperaban, de manera que lo que se proponía como un plebiscito se ha quedado en una regañina. Sánchez ahora lo tiene más crudo porque después de las urnas vienen las negociaciones y en el caso de Junts, que quiere a toda costa la presidencia de la Generalitat, se le va a ver el plumero porque tendrá que dejar a Illa en la estacada si quiere mantener poltrona en Madrid.
Y esta es la nueva política a la que estamos abocados. En Europa vence el centro derecha en el que también se incluye la corriente socialista frente a las nuevas tendencias ultraderechistas y en España nos encontramos a la espera de movimientos que nos podrían desesperar en otros momentos políticos. Y es que, tal y como está el panorama, Pedro Sánchez lo tiene complicado con Podemos y Sumar hundidos en la miseria, hoy no le saldrían los números. En Salamanca, además, el PP se dispara 15 puntos mientras que el PSOE retrocede 5. Este puede ser el anuncio de cambio, aunque recordaremos que, por el momento, todo sigue igual a la espera de lo que decida el prófugo de Waterloo. Ya saben que después de la jornada electoral todos ganan, todos retuercen lo números hasta encontrar la salida saludable que solo en el caso de Ciudadanos no ha tenido vuelta atrás, ya han desaparecido, otros se resisten contra viento y marea, aunque sepan que ya tienen los días contados si no encuentran la renovación y, cual «ave fénix», resurjan de sus cenizas. Así pues, vamos a seguir expectantes ante los nuevos acontecimientos que nos esperan sabiendo que ya no tendremos jornadas electorales, al menos, hasta 2026. Se acabaron las citas con las urnas y me resisto a pensar que tendremos que seguir aguantando a un gobierno en decadencia sin presupuestos generales y más aún sin visos de que demuestre interés por esta Salamanca que también espera su despegue económico y social. Los trenes, el eje atlántico, los transportes, las comunicaciones… En fin, son demasiadas peticiones que un gobierno como el actual no puede solventar o no quiere que también pueda ser, porque sus débitos se encuentran en otros territorios. Me temo que pasará el verano sin pena ni gloria y en septiembre volveremos a las reivindicaciones sin demasiada convicción porque se necesita un revulsivo muy potente en Madrid, donde duermen nuestras soluciones.
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