La vejez

Hace unos días leí en un periódico de tirada nacional un reportaje sobre la «preocupante» situación demográfica de Japón, pero nada se decía en él de los parecidos cada vez más evidentes entre Japón y España en ese terreno demográfico.

Aquí existe un ministerio con una ecologista radical al frente que dice ocuparse de la deriva demográfica de España, pero ese ministerio jamás cita el desastre que ataca a nuestro país por su base: la fecundidad es cada vez más baja, lo cual inexorablemente conduce a un índice de envejecimiento cada vez mayor que a su vez nos lleva, ceteris paribus, a una creciente soledad de los viejos, con las consecuencias fáciles de imaginar.

Pero no todo son malas noticias. El pasado miércoles (7-VI-2023) entrevistaban en 'El Mundo' al oncólogo Siddartha Mukherjee (Nueva Delhi, 1970), que vive en Nueva York y es Doctor por Harvard. Mukherjee acaba de publicar en España 'La armonía de las células' (Debate) y el entrevistador le provoca así: «La historia de nuestras células, sin embargo, es una historia de continua reencarnación, lo que invita a pensar si algún día la ciencia permitirá que podamos reencarnarnos en nosotros mismos para siempre, y que la muerte sea sólo una opción». Y el científico le responde que sí. «Hay células en nuestro cuerpo que podrían vivir para siempre. Las personas que viven más de 100 años, curiosamente, no mueren de cáncer o ataques al corazón, mueren de fallos regenerativos, de la incapacidad de ciertos órganos de regenerarse a sí mismos, como la sangre, las células inmunes, el cartílago óseo, las células del sistema nervioso. […] Manipular células nos permitirá en un futuro cercano prolongar la vida».

En esa línea, el entrevistador le pregunta cuánto tiempo más viviríamos. He aquí la respuesta:

«La pregunta es: ¿Es el envejecimiento una enfermedad? A medida que avanza la sociedad, creo que tenemos que comenzar a replantearse el envejecimiento. Hace 50 años nadie habría dicho que el envejecimiento era una enfermedad. En el siglo XXI afrontaremos la idea de que el envejecimiento es una enfermedad potencialmente reversible, y eso trae consigo una serie de preguntas filosóficas».

Pues nada, a ello y a por los 150 años de vida activa, pero resulta que acabamos de pasar bajo los pies de una pandemia destructiva que en España hizo retroceder varios años nuestra privilegiada esperanza de vida. Y también a este respecto nuestro científico se muestra optimista: «Ahora tenemos herramientas extremadamente valiosas para mirar el mundo y comprender el movimiento de las pandemias».