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Trataré hoy de un tema espinoso: la censura que se está imponiendo en la información acerca de algunos asuntos relevantes que tienen que ver, en primer lugar, con la mortalidad. Por ejemplo, con el suicidio. Hechos luctuosos que los medios de comunicación ocultan. ¿Por qué? Se suele argumentar que publicar estos datos incitaría a más personas a caer en esa tentación, pero no hay ninguna prueba de que eso sea verdad y si lo fuera cómo no aplicar el mismo criterio a los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas.
Por suerte, el INE sí publica esos datos. Por eso sabemos que en 2021 se suicidaron en nuestro país 4.003 personas, de las que 2.982 eran varones y 1.021 mujeres.
En cuanto a porcentajes, los menores de treinta años rondaban el 8% de todos los suicidios, la franja de edad correspondiente a la treintena se situaba alrededor del 10%, mientras que entre los cuarenta y los sesenta años el porcentaje superaba el 40%: en este último rango de edad, se suicidaron 433 mujeres frente a 1.227 hombres.
Los suicidios acabaron con la vida de más compatriotas que la violencia de género (49 mujeres), los homicidios (86 mujeres y 197 hombres), los accidentes laborales (35 mujeres y 577 hombres), los accidentes de tráfico (316 mujeres y 1.283 hombres) o las caídas accidentales (1.709 mujeres y 1.946 hombres).
Volvamos a las edades entre los 40 y los 60 años. Como ya se recogió más arriba, 1.227 hombres se quitaron la vida, frente a 433 mujeres. ¿Por qué esa diferencia tan grande? Pues bien, parece que el divorcio juega un papel relevante a la hora de explicar esas diferencias entre hombres y mujeres.
A esas edades la edad media de los divorcios se sitúa entre los 45 años (mujeres) y los 48 (hombres). Según un estudio publicado en 2003 en Journal of Epidemiology and Community Health, por cada mujer divorciada que se quita la vida, hay nueve hombres divorciados que lo hacen. Leamos a este propósito a Guadalupe Sánchez:
«Nos hallamos ante un fenómeno que podríamos calificar como 'suicidio de género' y que habremos de enfrentar sacudiéndonos los mantras del falso consenso: entre las causas de estas cifras dramáticas está la ruptura de los vínculos con sus hijos que imponen reformas legislativas emprendidas en la última década en nombre de la igualdad de género. A ello habrá que sumar la criminalización colectiva que se alienta desde las instituciones y se ha instalado en un sector nada despreciable de la sociedad».
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