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Reconciliación no hay. Humillación sí

Todo este desastre para que Sánchez siga durmiendo en Moncloa. Dormirá, pero políticamente nada podrá hacer

Domingo, 24 de marzo 2024, 05:30

El sanchismo viene sosteniendo que sus regalos a los separatistas catalanes traerán la reconciliación a Cataluña y recuperará la convivencia entre catalanes y entre estos y el resto de los españoles. En esas estábamos cuando apareció Puigdemont en Elna, un pueblo del Pirineo francés cuyo alcalde se apellida García. Fue en ese pueblo donde los separatistas guardaron las urnas que luego utilizaron en el referéndum ilegal de octubre de 2017.

Pero leamos algunas de las perlas que soltó el huido Puigdemont el jueves pasado ante un centenar de súbditos:

«Que el primer ministro de un Estado miembro de la Unión Europea haya sido investido gracias a un acuerdo negociado y firmado fuera de su país es la primera muestra de la excepcionalidad en la etapa que hemos abierto».

«Hemos sentado al Gobierno de España en un espacio de negociación en Suiza, con mediación internacional. Algo que nunca nadie pensó que pasaría. Sin mediación internacional no me habría reunido con el PSOE».

«Ellos saben que no hemos renunciado a nada, que no lo haremos, y que mantenemos la legitimidad y la legalidad del referéndum y de la declaración de independencia».

Puede decirse más alto, pero no más claro, y en palabras de Ignacio Varela , Puigdemont enumeró una a una sus conquistas de los últimos cien días, mostrando el doble orgullo de someter a su antojo al Gobierno de España y demostrar cuán inútiles han sido los de ERC.

Así que de reconciliación nada, pero sí de humillación. La humillación del Gobierno de España y de quien lo preside. Lo de Puigdemont no fue la presentación de una candidatura sino el regreso triunfal de un delincuente. («La institución de la Presidencia de la Generalitat no podía regresar de forma vergonzante», dijo el huido).

El ya citado Ignacio Varela ha hecho la siguiente predicción:

«Si Puigdemont regresa a Cataluña (lo que probablemente hará en la última semana de la campaña para convertir la votación del 12-M en un plebiscito), será para restituirse presidente de la Generalitat al frente de una nueva coalición secesionista y someter al Gobierno de España a una segunda y doble extorsión: la económica y la política. Y si Sánchez, en un gesto de dignidad, rechazara el chantaje, perdería de golpe todos los apoyos nacionalistas y se quedaría desnudo».

Y todo este desastre para que Sánchez siga durmiendo en La Moncloa. Dormir, dormirá, pero políticamente nada podrá hacer, atado de pies y manos como está.

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