Los dos países claves de la UE son Alemania y Francia, y ambos están pasando por situaciones económicas y políticas nada boyantes que pueden arrastrar al conjunto de la UE a una situación no deseada.

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Fernando Ayala, un amigo chileno diplomático de profesión, acaba de visitar Alemania y me ha contado cosas que intentaré resumir aquí.

La mayor parte de los alemanes están inquietos por la incertidumbre provocada a causa de la caída de la economía en 2023 junto a una muy débil recuperación que se espera alcance solo a 0,2% en el presente año. La guerra que no termina en el este de Europa consume recursos que estaban destinados a gasto social, investigación o cultura y que son reencauzados al Ministerio de Defensa. Todo ello ha llevado a que, según una encuesta de ARD DeutschlandTrend, el 79% de la población alemana se declare poco o nada satisfecho con el gobierno que preside el canciller federal Olaf Scholz.

Ayala se preguntaba si el SPD, es decir la histórica social democracia alemana, heredera de la tradición socialista de fines del siglo XIX, podrá reponerse y reconquistar votos con la vista puesta en las próximas elecciones federales, que tendrán lugar la última semana de septiembre de 2025.

Recordemos que las últimas coaliciones CDU-SPD gobernaron entre 2005 y 2009, cuando la CDU bajo el liderazgo de Angela Merkel derrotó al SPD de Gerhard Schröder por 1% de los votos y entonces Merkel llamó a los socialdemócratas al gobierno. La fórmula se repitió entre 2017 al 2021 con Merkel, después de la derrota de sus aliados liberales que no llegaron al 5% de los votos, por lo que nuevamente incorporó al SPD. A esta proximidad electoral, que indistintamente han usado el SPD y la CDU, ha contribuido al alejamiento y cansancio de mucha gente respecto a la política.

Ahora ha nacido por la derecha el AfD y por la izquierda ha surgido el BSW. Las coincidencias entre AfD y la recién creada BSW son sorprendentes: la extrema derecha y la llamada «Izquierda Conservadora» coinciden básicamente en dos prioridades: frenar la inmigración y cortar el apoyo a Ucrania.

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Dos decisiones que de llevarse a cabo –sobre todo el abandono de Ucrania- pueden representar –sobre todo si en EE.UU. gana Donald Trump- una derrota de la UE a manos de Putin. Y es que sin la aportación alemana le resultará casi imposible a Ucrania detener la invasión rusa, lo cual amenazaría la estabilidad en otros países europeos limítrofes con Ucrania.

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