Quizá quede algo que comentar acerca de las elecciones catalanas celebradas el domingo pasado, pero a mí sólo se me ocurre recordar cuántos votos se necesitan para obtener un diputado en cada una de las cuatro provincias. Helos aquí: Barcelona 30.455 votos, Gerona 14.821, Tarragona 13.368, Lérida 10.124.
Publicidad
Está claro que el sistema electoral catalán fue diseñado a favor de las provincias más proclives al voto separatista –Gerona y Lérida- y, como muchos catalanes no separatistas, cabe pararse a reflexionar sobre si ellos afirman que España se puede dividir, nosotros aseguramos que Cataluña también.
Pero no seguiré por ese camino porque los resultados de las últimas elecciones han colocado a los partidos separatistas en los niveles más bajos de los últimos cuarenta años. Pero eso no quiere decir que el discurso separatista vaya a desaparecer. ¿Por qué? Oigamos con alguna atención ese discurso:
«Nosotros somos superiores. Pero nuestros vecinos, que en realidad son inferiores a nosotros, nos oprimen, nos humillan y nos roban. No vamos a permitirlo. Vamos a demostrarles nuestra fuerza, nuestro amor a la tierra y a la lengua que nos es propia. Vamos a acabar con la injusticia y con la opresión que ahora padecemos por la hostilidad de nuestro enemigo. Vamos a recuperar lo que es nuestro y vamos a acabar con la humillación injusta a la que nos están sometiendo. Vamos a recuperar nuestra dignidad, nuestra cultura, nuestra lengua y nuestra auténtica patria. Vamos a obligarles a que nos respeten. Vamos a recuperar lo que nos han quitado injustamente los que son inferiores a nosotros, vamos a convertirnos en dueños de lo que en realidad nos pertenece».
Sea como sea, los resultados electorales en Barcelona han dado como ganador al PSC encabezado por Salvador Illa, una persona que parece sensata y, por ello, cabe pensar que pueda alcanzar a presidir un gobierno estable y capaz de afrontar los graves problemas que han ido acosando a aquella población. Sociedad que en manos de los separatistas y de la extrema izquierda en la capital se ha visto degradada hasta límites extremos.
Publicidad
Pero el triunfo de Illa no me hace olvidar las deslealtades que el PSC ha cometido contra el PSOE en el pasado, aprovechándose descaradamente de su «independencia». Un error que se cometió en tiempos de González y Guerra que ha costado muy caro al socialismo español.
Ojalá que tras estas elecciones se acabe una deriva tan inútil como cargada de ideologías despreciables.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.