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La mediocridad

Por suerte, los rankings PISA son como la prueba del algodón, dejan negro sobre blanco el verdadero nivel educativo de los países

Domingo, 28 de enero 2024, 07:54

Un notable grupo de pedagogos se instaló en el Ministerio de Educación en los tiempos en que era ministro del ramo José María Maravall y, por lo que se ve, ahí sigue. ¿Cuál era el pensamiento de aquellos pedagogos? Gente que no creyó ni cree en el esfuerzo de los estudiantes ni, por supuesto, en el mérito y capacidad que pregona nuestra Constitución. De aquellas lluvias vienen estos lodos que detecta el informe PISA de la OCDE.

Este movimiento falsamente igualitario viene haciendo daño desde que hace muchos años, y no sólo en España. Por suerte, los rankings PISA son como la prueba del algodón, pues dejan negro sobre blanco el verdadero nivel educativo de los países. En Europa, España y Francia, que se colocan en la zona media de la tabla, parecen preferir educar a alumnos que no destaquen del conjunto, mientras que Singapur, Japón o Corea del Sur, que basan su modelo de enseñanza en la exigencia están los primeros de la tabla y forman a los futuros líderes sociales.

Por suerte ya existe –y no sólo en España– un movimiento que va en contra de esos pedagogos a los que viene liderando el norteamericano Michael J. Sandel, de Harvard, autor de un libro titulado La tiranía del mérito, donde hace una incomprensible defensa de la vulgaridad en la enseñanza.

Recientemente, la escritora francesa Sophie Coignard ha publicado en español La tiranía de la mediocridad, editado por Deusto. Para Coignard, el mérito como forma de ascenso social es una de las conquistas de la Revolución Francesa y, por tanto, un valor irrenunciable. «Sandel es americano y yo francesa, de un país que ha sido durante siglos una monarquía absoluta, un sistema donde el nacimiento era lo único que determinaba tu vida. Un estadounidense no puede entender que ser el piloto de tu propia vida suponga un progreso para los europeos» . La autora pide que los profesores y alumnos rindan más y que sean evaluados en función de su trabajo, de su esfuerzo. Además, considera que es preciso transformar la administración educativa en Francia, que tiene más funcionarios que la empresa de correos de China.

Y concluye: «Yo creo que la mediocridad es más tiránica que el mérito. Mi objetivo era recordárselo a la gente, porque en Francia me he encontrado a muchos que luchan contra la excelencia, y yo les digo, vale, admitamos esa idea, el mérito es horrible. Entonces, ¿cómo eliges a la gente que puede ir a la Politécnica? ¿Cómo eliges a las personas que pueden dedicarse a la medicina?

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