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Qué mal me siento

No se acaba de entender que un partido de derechas –el PNV– apoye a un Gobierno de un partido de extrema izquierda

Domingo, 1 de octubre 2023, 05:30

i y escuché con atención el debate de investidura del miércoles pasado hasta que llegó el portavoz del PSOE, Óscar Puente, hijo de un guardia civil, que empezó a desgranar una retahíla de mentiras, y entonces apagué el televisor. Me sentí fuera de sitio ante alguien que representaba en el Congreso a un partido al que he pertenecido muchos años. Imposible de entender.

Cualquiera que haya escuchado con atención la intervención de Núñez Feijóo se habrá congratulado con lo que representa: una derecha razonable y propositiva.

Por ejemplo, propuso una política de vivienda con la que siempre he estado de acuerdo, a saber, que el suelo público sirva para la construcción de viviendas sociales que permitan a nuestra juventud acceder a ellas, casarse si así lo quieren y tener los hijos que las jóvenes desean tener, que son más del doble de los que actualmente pueden tener.

Feijóo hizo también una llamada al entendimiento político entre los dos grandes partidos para acabar con los dos bloques cerrados que se ha inventado Sánchez, quien ha puesto en manos de los separatistas y de los izquierdistas no sólo el Gobierno de España, también la convivencia entre todos los españoles.

Más tarde vimos a Feijóo decirle unas cuantas verdades a la representante de los pro etarras:

«Nada me interesa de ustedes si no viene precedido de una petición sincera de perdón y la voluntad de colaborar con el esclarecimiento de los asesinatos de ETA. Me preocuparía que me votaran. No quiero sus votos. Esos se lo dejo a Sánchez».

Luego se las vio con el representante del PNV, Luis Aitor Esteban, un navarro de lengua castellana. Y es que el PNV está en una difícil situación, porque si inviste a Feijóo lo adelanta Bildu y si inviste a Sánchez también. El habla euskaldún del socio natural de Sánchez, Otegi, resuena como heredero que es del racista Sabino Arana.

Y es que el tal Aitor Esteban, que justifica su fe en la nación vasca porque el euskera no viene del latín, se ruborizó cuando Feijóo le desarrolló la teoría del clínex sanchista formulada hace tiempo por el propio Ortúzar. Y es que no se acaba de entender que un partido de derechas –como es el PNV– apoye a un Gobierno de un partido de extrema izquierda como lo es Podemos.

Así lo ha escrito Jorge Bustos : «Feijóo es el heredero único del 78. Tiene poder, oratoria y programa. Le falta el gobierno en la sombra, el comando de élite que tienda una emboscada por semana y esta cita de Cela en su despacho: «Quien resiste, gana».

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