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Hoy, 28 de mayo de 2023, cuando usted, amable lector, esté leyendo esta columna, los españoles estaremos votando en los más de 8.000 municipios que existen en nuestro país. Así que mejor hablamos de otra cosa. Por ejemplo, de literatura.

Se acaba de publicar en español una novela de Louis-Ferdinand Céline titulada Guerra. Es, en efecto, una novela, pero también es una crónica. Comienza contando que el 27 de octubre de 1914, en Poelkapelle (Bélgica), fue herido gravemente en el brazo derecho y en la cabeza, luego estuvo en el suelo, cubierto de sangre y rodeado de cadáveres. Aquella herida en la cabeza le ocasionó graves problemas toda su vida.

El libro está escrito antes de 1933, pues en ese año le habló del libro a Robert Denoël. En 1932 Céline había publicado su novela Viaje al fondo de la noche, que ese mismo año ganó el premio Renaudot.

¿Quién era este Céline? Se apellidaba Destouches —Céline era el nombre de pila de su madre— y estudió Medicina en París. Ejerció como médico de atención primaria en varias ciudades francesas y también en Camerún, para acabar instalándose en un barrio de París.

Mi interés por el autor literario y más aún por el personaje me llevó a escribir una novela que titulé La fiesta de los locos. Reproduciré parte de una crítica (favorable, naturalmente) para ilustrar su contenido:

«A través de un lenguaje claro y dinámico, Leguina plantea el contradictorio y siempre anárquico temperamento de Céline, un torbellino del que se sirve para adentrarnos en otro torbellino, de dimensiones monstruosas, que acabó por engullir al mundo entero causando el mayor desastre conocido en la historia de la humanidad. Sobre los orígenes políticos de la II Guerra Mundial indaga y desvela ciertas claves un escritor que además es político.

A Céline se le ha acusado de antisemita y de pro nazi. No lo fue, pero sí escribió unos panfletos infumables contra los judíos. Yo quise leer esos panfletos, pero en Francia estaban prohibidos. En un viaje que hice a Israel fui al Museo del Pueblo Judío y pregunté por los panfletos. No sólo me los enseñaron sin problemas, también me regalaron las fotocopias que de ellos les pedí.

¿Por qué era antijudío? Mi teoría es que su rechazo contra los judíos provenía de un hecho para él doloroso: su amante, la bailarina norteamericana a la cual había dedicado Viaje al fin de la noche lo abandonó, volvió a Estados Unidos y allí se casó con un juez mucho mayor que ella. Y el juez era judío.

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