Los resultados de la primera vuelta de las elecciones parlamentarias en Francia han colocado al país vecino en los extremos. Por un lado, en la derecha Rassemblement National (RN), el partido que lidera Marine Le Pen, y por el otro el Nuevo Frente Popular (NFP), un compuesto político de izquierdas.
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Los resultados en proporciones a nivel nacional fueron los siguientes: AN 33,2 %; NFP 28,0 %; el partido de Macron 20,0 %; Republicanos 6,6 %.
El RN está enviando mensajes tranquilizadores, aunque las medidas que hasta ahora ha venido defendiendo revelan claramente su intención de derribar algunos principios fundamentales de la República. Además, ha dejado ver sus conexiones con los expansionismos ruso y chino.
Pero la tropa de Mélenchon, cuyo componente principal se autodenomina Francia Insumisa, produce más repelús que RN. Mélenchon es contrario a la existencia de la Unión Europea y la Francia Insumisa es un partido populista que -como todo populismo de izquierdas- propone soluciones fáciles a problemas sociales complejos. Un partido que, además, cierra deliberadamente los ojos ante el totalitarismo de China, Cuba, Venezuela y Hamás.
Mucha responsabilidad en la situación actual la tiene el presidente de la República, Emmanuel Macron, que pretendía al convocar estas elecciones volver a colocar a los franceses ante el dilema de elegir entre su partido y el RN de Marine Le Pen y le ha salido el tiro por la culata. Como ha escrito el analista Gilles Bataillon , «Macron juega con las instituciones. La disolución no lleva la marca de una ética de la responsabilidad o del realismo, de lo que tanto le gusta presumir, sino la de una ética de la convicción que pretende doblegar la realidad a sus deseos, sin siquiera intentar medir las consecuencias de sus arrebatos».
No parece probable que la segunda vuelta de las elecciones vaya a corregir estos desastrosos resultados. Los franceses se van a encontrar este domingo por la noche con un parlamento y un gobierno desquiciados. El citado Bataillon señalaba a este respecto lo siguiente:
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«Algunos autodenominados «realistas» afirman que no solo hay que rechazar los extremos –es decir, votar por los republicanos, y el partido presidencial y sus aliados–, sino que, en caso de una segunda vuelta que enfrentara a un candidato de la Agrupación Nacional con un candidato del Nuevo Frente Popular, lo mejor sería abstenerse, o incluso votar por el primero».
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