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Andreas Schleicher fue el creador del Informe PISA, la mayor evaluación educativa que en su última versión examinó a 690.000 alumnos de 81 países. A este propósito, Schleicher ha escrito: «Observamos un declive en el rendimiento de los estudiantes en muchos países, también en España, aunque en su caso la tendencia es menos pronunciada que la media de la OCDE (la organización, formada principalmente por países ricos, que organiza las pruebas de PISA)».
Y es que en España está sucediendo algo que no estaba en el guion a principios de siglo: «Se invierte más por estudiante. Hay un mayor acceso a la cultura. Los progenitores están más formados. Hay más gente que ha ido a la educación infantil. Hace 20 años estábamos absolutamente convencidos de que habría una mejora importante en la actualidad, pero la realidad lo contradice, porque en general hay más bien estancamiento».
Es la conclusión a la que ha llegado Saturnino Martínez, director de la Agencia Canaria de Evaluación Educativa.
Según Pisa, que analiza a los muchachos de 15 años, los resultados de España y la OCDE caen desde 2015 en Matemáticas, Ciencias y Lectura. También se observa un leve descenso en la habilidad lectora que mide la prueba PIAAC, que realiza la OCDE, para la población de edad de 16 a 24 años entre los años 2012 y 2023; aunque esa caída sea pequeña y hay que tenerla en cuenta.
Los resultados de otro tipo de exámenes, como los que se realizan para acceder a las carreras de Magisterio en Baleares y Cataluña, o las evaluaciones de competencias que realizan algunas comunidades autónomas españolas también muestran, en general, caídas o estancamiento. Una tendencia que afecta a buena parte de los países occidentales.
Estos datos han llevado a pensar que la enseñanza de los años ochenta era mejor que la actual, olvidando que por entonces una cuarta parte de los estudiantes no completaba la EGB. La causa del descenso o estancamiento de los resultados parece, en todo caso, compleja y multifactorial. Los docentes y otros especialistas educativos mencionan entre los efectos negativos el uso intensivo de los teléfonos móviles y las redes, cambios en los modelos de crianza, precarización de las clases medias, incremento de estudiantes procedentes de países menos desarrollados, y (relacionado con lo anterior) aumento de la pobreza infantil, así como la creciente distancia que muchos chavales perciben entre lo que se les enseña en la escuela y la realidad que observan fuera del centro educativo.
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