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El veranillo de San Jerónimo

Sábado, 30 de septiembre 2023, 07:47

El veranillo de San Miguel nos regala una extensión del verano para encarar mejor el otoño. Estos días de sol nos devuelven a la calle, a las terrazas y a los plácidos paseos, para que la vuelta a la rutina sea más llevadera, antes de que se acorten las tardes y de que el cambio del reloj nos meta de lleno en el otoño. Disfrutemos de la tregua para preparar lo que tenga que venir.

El veranillo nos sirve para comprobar que se cumple la tradición en lo meteorológico y también para confirmar que la vida sigue igual en lo político. La claridad del cielo por San Miguel no ha llegado a la carrera de San Jerónimo, el santo que se celebra hoy y que da nombre a la calle del Congreso de los Diputados. San Jerónimo fue uno de los padres de la teología latina además de un gran erudito, que sabía latín, griego y hebreo, y por eso hoy es el patrón de los traductores. Quién le iba a decir que tantos siglos después los pinganillos formarían tanto revuelo en la cámara baja.

La investidura de Feijóo ha servido para corroborar que todo lo que está mal es susceptible de empeorar. La vida política sigue dividida en dos bloques entre los que cada día hay más distancia y la estabilidad es imposible porque las sumas están en las peores manos posibles. El líder del PP la ha usado para reafirmarse ante los suyos y para disipar las dudas internas en torno a una posible marcha, tras la nefasta gestión de las expectativas en las elecciones generales. El 23 de julio le debe haber enseñado muchas cosas. Entre ellas, que sin discurso y representación en Cataluña o en el País Vasco, le será muy difícil ganar unas generales, y también que debe haber un criterio claro en su relación con Vox.

Alberto Núñez Feijóo sabe que seguramente la legislatura será corta. Será investido Pedro Sánchez a cambio de todo lo que le haga falta y en el primer paquete de cesiones, seguramente, sea capaz de cerrar unos primeros presupuestos generales del Estado. Pero más allá, será difícil ver votar siempre lo mismo a opciones tan dispares ideológicamente como el PNV o Bildu, aunque visto lo visto ya no hay nada descartable. Por eso, el líder del PP se ha intentado rearmar primero ante los suyos, antes volver a convencer a los de fuera.

Enfrente tiene a un muro llamado Pedro Sánchez al que las urnas parecen haberle borrado todos los antecedentes de la pasada legislatura y que se ve reforzado, hasta el punto de identificar al PSOE con lo que él haga en cada momento. La primera declaración de intenciones ha sido usar al mamporrero Óscar Puente, como el Rockefeller de José Luis Moreno. Todo un signo de lo que vendrá en la carrera de San Jerónimo después de este veranillo.

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