El Colegio de los Irlandeses, una historia recobrada

Más de nueve mil salmantinos han visitado la exposición que recoge aspectos poco conocidos de la presencia de los irlandeses

Javier Burguillo

Domingo, 19 de enero 2025, 05:30

La Universidad de Salamanca ha prorrogado, hasta el próximo 23 de febrero, la exposición «Arpas y Tréboles en Castilla. El Real Colegio de San Patricio de Nobles Irlandeses de Salamanca», después del éxito que ha tenido la muestra a lo largo de los meses de noviembre y diciembre, con más de nueve mil visitantes.

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Hace ahora 70 años que los irlandeses se marcharon definitivamente de nuestra ciudad y los vecinos de Salamanca ya no recuerdan el protagonismo que estos estudiantes de piel blanca, ojos azules y pelo rubio (o incluso rojizo), tuvieron durante más de trescientos cincuenta años, tanto para la vida local como para nuestra proyección internacional, puesto que el Colegio de los Irlandeses fue también una ventana desde la que Castilla observó la evolución de los grandes desafíos religiosos y políticos de Europa en la Edad Moderna.

Todos los visitantes de esta muestra destacan que la exposición brilla de un modo especial por estar instalada en la Capilla del Colegio Fonseca, una de las joyas del renacimiento español, que cuenta con un impresionante retablo de Alonso de Berruguete, poco conocido por los salmantinos. A lo largo de varias vitrinas y de una treintena de paneles, la exposición describe los hitos más relevantes de la historia de los irlandeses durante el tiempo que vivieron entre nosotros, las diferentes sedes que fueron utilizando (además del Colegio Fonseca, vivieron antes en la calle San Pablo, en la Cuesta de San Blas, en un ala del antiguo Colegio de los jesuitas conocido como La Irlanda, y en la Torre del Aire), la trayectoria biográfica de algunos de sus protagonistas más destacados, numerosas piezas artísticas y multitud de recuerdos de su paso por la Universidad y por las calles de Salamanca. Los más interesados suelen detenerse en el panel dedicado a Luke Wadding, que instituyó la fiesta de San Patricio (en su ciudad natal es conocido por eso como the man who gave us St. Patrick's Day), y el que se dedica a Patrick Curtis, un aguerrido rector irlandés, amigo de Wellington, que organizó una red de espías durante los años de la invasión napoleónica, que se ha convertido ahora en un personaje del imaginario popular británico, porque aparece en novelas, películas y series de televisión. Y, por supuesto, se dedican varios paneles a la historia del magnífico Alexander McCabe, que fue alumno, vicerrector y rector del Colegio y una figura de gran relevancia en Salamanca durante buena parte de la primera mitad del siglo pasado. Llama a muchos la atención ver fotografías de estos jóvenes con gafas de sol en los años treinta (un artilugio nunca visto por los españoles hasta entonces), o conocer cómo los salmantinos descubrimos el fútbol gracias a estos irlandeses y sus partidillos en las afueras de la ciudad, o su amistad con Unamuno, que disfrutaba escuchándoles declamar poemas en inglés, o su sorprendente valía como músicos, cantantes y actores (parece que la famosa tonada irlandesa Salamanca Reel puede proceder de estos estudiantes hibérnicos), y tantas otras historias, como los regalos que dejaban los Reyes Magos en el Colegio irlandés para los niños del orfanato que dirigían las Hijas de la Caridad al otro lado de la calle.

Desde finales del siglo XIX, los irlandeses comenzaron a utilizar el patio del Colegio y su magnífico claustro renacentista como escenario musical y teatral, con representaciones abiertas a la ciudad y propuestas de gran altura intelectual, de forma que los irlandeses, especialmente los profesores del colegio, se integraron en la vida cultural de la urbe con gran dinamismo.

La presencia de los irlandeses en Salamanca ilumina también muchos aspectos de nuestra historia como provincia, porque tenían una casa de recreo (y una bodega) en Aldearrubia y propiedades en muchas otras localidades, como Castellanos de Moriscos, Monterrubio de la Armuña, La Mata de la Armuña, Gomecello, Babilafuente, Castellanos de Villiquera, Villamayor o San Cristóbal de la Cuesta (más de un cementerio de estos pueblos guarda todavía los restos de algún irlandés que falleció mientras realizaba sus estudios y no llegó a regresar a su isla). Y para las semanas de más calor compraron una casa de indiano en Asturias, la famosa Casona de Verines, que ahora es también propiedad de la Universidad de Salamanca. En fechas más recientes, centenares de niños salmantinos han estudiado inglés en verano en los cursos organizados por la Universidad en esta casa.

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Una docena de investigadores de varios países han estado reconstruyendo, durante más de tres años, la historia de los irlandeses que vivieron en la ciudad del Tormes desde agosto de 1592 (cuando Felipe II funda el Colegio para amparar a los católicos irlandeses que huían de la represión inglesa) hasta la primavera de 1954 (cuando el último rector del Colegio irlandés abandona el edificio) y han proyectado esta exposición para recuperar la memoria de tan ilustres vecinos.

La realización de esta muestra es el resultado de un proyecto de investigación, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, y del esfuerzo conjunto de muchas personas y entidades. Ha sido dirigida por Javier Burguillo y Cristo José de León, especialistas en Literatura áurea e Historia moderna, y está organizada por la Universidad de Salamanca en colaboración con las dos instituciones irlandesas que son las herederas del legado del antiguo colegio salmantino: St. Patrick's College y Maynooth University. Dentro del propio Estudio salmantino han estado implicadas diversas entidades: el Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas y de las Humanidades Digitales (IEMYRhd), la Biblioteca General Histórica, el Archivo de la Universidad de Salamanca, y de un modo destacado la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación y el Vicerrectorado de Cultura y Patrimonio.

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Los organizadores confían en que esta exposición sirva para traer de nuevo a la actualidad la memoria de los colegiales irlandeses y sea el comienzo de nuevas investigaciones y de nuevos proyectos de colaboración entre ambas naciones.

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