Cuando se habla de Ignacio Sánchez Galán se está hablando de Salamanca. Uno de los líderes empresariales con mayor prestigio internacional que va llevando el nombre de su tierra por el mundo, con querencia y orgullo, para no desceparse de sus orígenes ni de sus gentes. Quizás por haberse forjado dentro de esos valores del «magis ignaciano» que, desde sus años de formación como ingeniero industrial por la Universidad Pontificia de Comillas, le espolearon a salir a la conquista de grandes horizontes, sin olvidarse de lo más simple y de lo más pequeño. Un dato destacado que caló entre los asistentes al Acto Solemne de Investidura como Doctor Honoris Causa de Sánchez Galán por la universidad que le tuvo en sus aulas, y al que el salmantino llegó con una sonrisa abierta, agradecida y sorprendentemente relajada, que no desdibujó en momento alguno de la ceremonia. Sonreír no es incompatible con el rigor académico y, además, en estos tiempos tan ásperos que nos está tocando vivir, es de agradecer cualquier gesto que nos ofrezca un poco de serenidad al espíritu, y que nos aliente a continuar trabajando sin denuedo por un mundo que nos llama desde toda parte a gritos.
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No es mi deseo hacer aquí la laudatio de una trayectoria profesional, tan reconocida a nivel nacional e internacional, que sería casi imposible resumir dentro de esta columna GACETA. Mejor hablar del hombre que va de la mano de ese «héroe empresarial planetario» (así lo definió Ernest Moniz, profesor del MIT y una de las voces más notables a nivel mundial sobre políticas y tecnologías energéticas) al que los reconocimientos no le han restado cercanía para con las personas, ni los años mermado compromiso y entusiasmo para con el trabajo. «No hay proyectos de éxito, sino personas que llevan al éxito los proyectos», dijo en su lección doctoral. Y con esas palabras estaba descubriéndose en los principios inalterables que le han sostenido a lo largo de su vida como persona, para alcanzar no sólo ambiciosos proyectos de empresa, sino el gran proyecto de construir familia y amigos. De Ignacio Sánchez Galán, el rector de Comillas dijo ser un «líder creíble». De Ignacio Sánchez Galán, los que le tienen más cerca cuentan que dice lo que piensa y que hace lo que dice. Y, sobre todo, que es hombre de los de abrazar con ganas, apretando fuerte, de verdad. Porque tener un talento prodigioso y llegar a ser un «héroe planetario» no ha conseguido despistarle de lo más sencillo, ni dejar de venir a esta Salamanca suya en la que encuentra sosiego en el campo y tiempo para irse a merendar cangrejos del Huebra con sus amigos.
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