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EL COMERCIO SALMANTINO POR GREMIOS

Hostelería anterior a 1925 (XIII)

El Gran Bar de El Armuñés abrió en 1894, frente al teatro Liceo, en la calle de Doctor Riesco (hoy Toro) números 31 y 33

Martes, 8 de abril 2025, 05:30

GRAN BAR DE EL ARMUÑÉS.– Así denominó el establecimiento que abrió en 1894, frente al Teatro Liceo, en la calle del Doctor Riesco (hoy Toro), números 31 y 33, Félix Carbajosa Rico, en el que predominaban los mármoles, las lunas y el nogal. Fue el primer bar que, como tal, se estableció en Salamanca. Ocupando el número 29, con entrada por la calle de Especias, se encontraba el almacén de vinos y licores de Felipe «el Ciego», hasta que en 1923 el arquitecto Santiago Madrigal construyó para el banquero Julián Coca un edificio neoplateresco. El número 35, esquina con la calle del Brocense, números 22 y 24, eran casas de vecindad, cuando el propietario Adolfo Núñez encargó al arquitecto Genaro de No, en 1933, un edificio racionalista, a cuya planta baja llegó el boticario Quirino Rodríguez Paradinas, procedente de la Plaza Mayor, 36.

Al almacén de vinos de Felipe «el Ciego» acudían, para sus ensayos, algunos componentes de la rondalla «Bohemios», que se había disuelto en octubre de 1908, dirigida por Eladio González Cabrera, una vez cumplidos sus compromisos con la propietaria del café «Castilla», la vallisoletana Juana Moreno. Los cuatro supervivientes habían captado a Bernardo García Bernalt, con ensayos en el barrio chino, en la taberna de «El Pichi», en la calle Esgrima 12. Más tarde retornaron algunos antiguos componentes e ingresó nuevo personal.

El bar de El Armuñés, en el número 31, tenía dos plantas, con un único y amplio balcón y balaustre de hierro. El número 33 constaba de tres plantas: las dos inferiores semejantes a las del 31, y la superior era un torreón mirador de hierro, con tres huecos y la parte superior enrejada.

Los comienzos de Félix fueron en el comercio de Fernando Díez García, en la plaza de la Verdura; en la tienda de ultramarinos de Arturo Santos Allén, en Navío 9; y en el establecimiento denominado «La Fama», de Emilio Blasco, en la plaza del Corrillo, comercio que luego recorrió diversos lugares próximos. Se especializó en el servicio de los mejores vinos, refrescos y licores, y amplió el negocio con una sección de helados y café exprés, contando en su amplia bodega con solera de vinos generosos: Montilla, Jerez, etc.

En los primeros tiempos se reunían en «El Armuñés» hombres modestos que hicieron del establecimiento una tribuna en la que plasmar sus ideales, lo que le valió la denominación de «Sacristía de los republicanos». Fueron asiduos tertulianos: José Limorti, que vivía en el Corralillo de San Marcos; Urbano Turiel, con figón en el número 6 del Corrillo; Crescencio Sánchez Esculta, propietario del café «El Siglo», en Prior 3 en 1895; Joaquín Agreda, Wenceslao Montero, Sergio García, Manuel Rincón, Manuel Millán, Lucio Álvarez, Antonio Almaraz, Ollagaray, Antonio Ballesteros, Campos, Agapito Fernández, Diego Muelas, Casimiro García, Ignacio Ardiz, Florentino Hernández, «El Chacarrín», Melquiades Álvarez, Federico Fraile…

Félix fue fundador de varias instituciones, entre ellas el conjunto de casas de comidas, vinos y licores englobadas en «La Alianza» (a quien intentaron presentar como concejal, pero se negó en redondo), «La Sociedad de Bares» y «La Colonia Vallisoletana». Fue vocal en la Cámara de Comercio. No tuvo problemas con la justicia, pues nunca permitió que se jugara a los «prohibidos».

Su esposa, Gabriela Hernández de Dios, falleció el 24/04/1929, y su hijo Antonio, nacido en 1896 y casado con María Teresa Gómez Diego, le ayudó en el negocio. El cierre al público se produjo el 18 de octubre de 1935 para derribar y retranquear los 6,70 metros de fachada salientes del solar de su propiedad, alineándola con los nuevos edificios colindantes.

En el solar, el arquitecto Joaquín Secall construyó un nuevo edificio racionalista, con mirador en la fachada de ligero vuelo, revocos pintados y cuatro plantas, incluida la baja destinada a comercios.

Félix falleció el 15 de mayo de 1940, en su domicilio del Paseo de las Carmelitas número 2, a los 68 años, y su hijo Antonio el 13 de octubre de 1943, con 47. Ambos se encuentran sepultados en el cementerio salmantino, zona 2, número 192.

Existió otro «El Armuñés», de Manuel Pedraz, titulado «Gran Bar Liceo» (frente al teatro), en el número 35 de la calle del Doctor Riesco, en 1926.

Al otro lado tuvo establecimiento Mauro Plaza, con vinos, licores y comidas, en el número 29 de Doctor Riesco, ya en 1909.

(*) Maestro de Primera Enseñanza. Perito industrial. Autor de 4 libros sobre temas salmantinos.

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