En la época de Rubiales; de Vilda destituido; de De la Fuente pidiendo perdón por haber aplaudido ese «no voy a dimitir», que a mí me recordaba a Gandalf con el Balrog con el «no puedes pasar» (soy friki, lo soy); de Jenni Hermoso denunciando por acoso; de las jugadoras negándose a jugar sin que todavía sepamos bien los motivos; del Barça imputado por pagar a Negreira; de Villarejo diciendo que Florentino había hecho cosas similares; de Alfonso Pérez diciendo que las jugadoras no pueden pedir ganar lo mismo que los hombres, porque no generan lo mismo que ellos (coincido totalmente); de la alcaldesa de Getafe quitando el nombre de Alfonso Pérez por decir esas cosas machistas (según ella) al campo de fútbol (ojo con el PSOE moderno, si no dices lo que ellos quieren te quitan de en medio ¿verdad Nicolás Redondo?)… Justo ahora, justo en este momento, es cuando nos dan el mundial de fútbol. No lo entiendo.

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Bueno, a ver, nos lo dan junto a Portugal, Marruecos, Uruguay, Argentina y Paraguay. Todo muy cerquita y todo con mucho sentido. Porque, yo me pregunto, un equipo que juegue el primer partido en, por ejemplo, Argentina ¿tiene luego que volar hasta España para seguir jugando? ¿No desvirtúa eso la competición?

Pero el caso es que tenemos mundial a la vista. Ahora es el momento de empezar a decidir las sedes donde se deben jugar los partidos. Oye, llámame loco, pero ya verás cómo esos que dicen no ser españoles, justo esos, van a intentar que los máximos partidos posibles se jueguen en Cataluña o País Vasco. Pero ¿en qué quedamos? ¿No decíais que vosotros no sois España? Bueno, no pasa nada, que ya vendrá Sánchez a inventarse alguna ley para que se puedan llevar su parte del pastel sin tener que asumir su españolidad.

Quedan siete años para que empiece el mundial, queda mucho tiempo. Bueno, no es que quede mucho tiempo, es que se nos va a hacer eterno y más si, como parece, vamos a tener al señor de las mentiras en el Gobierno. Pero pensemos en lo bueno, en lo bien que le viene a Sánchez tener algo más para sus juegos de triles, para distraernos mientras nos cuela la amnistía y el referéndum (o similar). La izquierda progre que se las da de cultureta tiene en el fútbol su mejor aliado para distraernos y hacer que sigamos pensando que somos felices. Circo y pan era lo que aplicaban los dictadores y por ahí nos lleva Sánchez… ¿a ver si es que resulta que no es tan demócrata?

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