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Me encantaría, te prometo que me encantaría saber que en Salamanca ya no se celebran despedidas de soltero.
Llega mayo, llega el calor, el buen tiempo, los días más largos y, justo en estas fechas, empieza la temporada BBC (bodas, bautizos y comuniones).
Los restaurantes, bares, caterings, tiendas de regalos, de trajes y vestidos se frotan las manos para intentar cuadrar las cuentas de todo el año en unos meses. Son una gran fuente de ingresos, para la ciudad en general, y para la hostelería en particular. Y me parece estupendo, yo mismo tengo una comunión mañana, la de mi sobrina, y tengo muchas ganas.
Pero claro, antes de las bodas, vienen las despedidas de soltero, y eso es otra cosa muy diferente. Pero no nos confundamos, cuando hablo de despedidas de soltero me refiero a penes en la cabeza, disfraces ridículos, gritos por la calle, megáfonos, silbatos, borracheras…
Vamos, gente que se va a otra ciudad para hacer todo lo que no se atreven a hacer en la suya. Y se nota. ¿Serían capaces de hacer todo eso delante de, por ejemplo, sus padres? No, nunca, jamás. Si te tienes que esconder en otra ciudad, ya estás dando pistas de que lo que haces no es muy correcto.
Hace años, en un bar del centro de Salamanca que tiene colgado en cartel en la puerta para prohibir las despedidas de soltero, llegaron un grupo de chicos y le dijeron al camarero que ellos estaban de despedida de soltero.
Chicos jóvenes, en perfecto estado de sobriedad, educados y con todas las ganas de pasarlo bien de forma sana. Pues eso sí, por ahí perfecto.
Me consta que desde el Ayuntamiento se está haciendo un esfuerzo por traer a la ciudad un turismo de calidad. Lo sé, ellos hacen su parte,y veo cómo la Policía Local tiene especial cuidado en vigilar y controlar a estos grupitos, vamos, el fin de semana pasado ya ha dormido en el calabozo un chico de Santander que vino de despedida e iba cargadito de droga.
Los hosteleros deberían tomar cartas en el asunto. Cuidar la gente que entra en sus locales. Vigilar para que todos podamos tener una convivencia agradable. Pero claro, muchas veces estos grupos son gente que van a consumir mucho (casi siempre demasiado) y es dinero fácil.
Yo tengo un sueño. Sueño con no tener que ver a hombres con tanga ebrios por la calle, sueño con evitar la imagen de mujeres con penes en la cabeza.
Mucho me temo que los sueños, sueños son.
Quizá el año que viene.
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