Qué alegría trae la primavera. No es que los salmantinos dejen de salir a disfrutar de la calle en los meses en los que la climatología no invita tanto a hacerlo, solo que la luz, los atardeceres eternos y los amaneceres tempraneros de esta época del año, son únicos. A pesar del fresco de estos días, la ciudad ha disfrutado de una nueva edición del FACYL, con múltiples espectáculos callejeros y otros bajo techo. Cultura, al fin y al cabo, que buena falta nos hace. Porque la cultura es, entre otras cosas, una forma de expresión y como tal no se puede cercenar. Aquellos que piensan que a los niños se les programa son unos ignorantes. Los niños y jóvenes reciben información y la procesan. Comparto que la educación es un arma, como dijo Nelson Mandela, solo que esos ignorantes la entienden como un arma a su favor o en su contra, mientras que el dirigente sudafricano hablaba del conocimiento como herramienta para mejorar el mundo y con ello la vida de la gente. Nada que ver.
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Me gusta la primavera. Permite disfrutar más y mejor de las calles de esta ciudad monumental, de esos espectáculos que van formando parte de la cultura popular y que tendrán que ir mejorándose, porque necesitamos que sus muros milenarios se vistan de modernidad. Eso parece pretender el nuevo rector de la USAL, al que espero que acompañe el alcalde en su idea de convertir Salamanca en un Spanish Silicon Valley. Siempre he dicho que si fuera norteamericana estaría en la guía de los grandes lugares que visitar. Desde la centralidad, parecen querer marginarla. Ellos sabrán por qué: nada mayor que estas calles y su historia y, por supuesto, su Universidad.
Sería un gran refuerzo, para esos cargos públicos que han creado su propio modelo de espectáculo, pasar unas horas por sus inapreciables galerías. Para el presidente Sánchez, que ha emprendido a sablazos su cruzada contra medios de comunicación que considera que no son tal, cuan gigantes molinos de viento amenazadores que seguirán asestándole porrazos hasta descabalgarle. Tampoco creo que esa sea su misión, por otro lado. La comunicación pasa por una de sus peores etapas, desde los comienzos de la llamada comunicación de masas, pero de ahí a que el otrora libertario, hoy presidente, quiera cercar ese campo… Se nos van yendo todos a los extremos. Tanto, que terminaremos por ver grandes acuerdos entre las fuerzas totalitarias y populistas, que serán todas. Sería un final de película. Mientras, en la cercanía, otros espectáculos poco edificantes, como el de Béjar de esta semana, en que un alcalde ha amenazado, supuestamente, a una edila, y ésta ha tenido un presunto ataque de ansiedad. Con parte médico y fotos posadas, para que quede constancia. Eso es lo que está mostrando la política actual a nuestros jóvenes. Educar es predicar con el ejemplo. Menudo ejemplo.
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