Secciones
Destacamos
El pleno empleo es un tipo de mantra que se repite en cada legislatura sea cual sea el color del partido político cuyo líder ocupe la Moncloa. Ahora que lo pienso, está bien eso de ocupar, porque dudo que haya mucho más merecimiento en ese hecho que los fracasos del inquilino anterior, unos propios y otros dados por las circunstancias, que suelen ser excusa universal. Sería histórico que cualquiera terminara su mandato contando los errores que ha cometido durante esa ocupación. No digo ya en conferencia libre de prensa, que sería lo suyo, para que los ciudadanos tuviéramos una información de primera mano de lo que ocurre en nuestro país, sino, al menos, que se lo contara en privado al ocupador subsiguiente, con el fin de que este no cayera en los mismos. Aunque idílico, no me digan que no suena bien. En España, por no haber, no hay ni traspaso de poderes. Es tal la inquina que han fabricado los líderes políticos entre sí, haciendo del oponente un monstruo de veinte cabezas o más, una por ministerio, que no son capaces de hacer un mínimo gesto de cortesía institucional al final de cada etapa. Lamentable. Una aclaración: conferencia libre de prensa sería una de esas de antaño, donde el protagonista se enfrentaba a las preguntas de los periodistas como mandan -o mandaban- los cánones.
Volviendo al empleo, resulta que no siempre este es pleno, en cuanto a satisfacción, pero conseguirlo supone más que la firma de un contrato. El desempleado, da igual por el motivo que sea, se siente desamparado, aunque cobre una prestación. Es una cuestión mental, emocional. Vital, diría yo. Cada mañana, su mente le recuerda su situación. Tiende a sentirse perdido por muchas razones: no siempre quiere seguir en su anterior tipo de ocupación, no tiene un empleo definido, no sabe hacia donde ir; igual no puede acceder al que le gustaría por no tener una titulación, incluso teniendo la experiencia, su edad ya no está en los estándares que fijan los departamentos de recursos humanos o las modas, quién sabe. Busca, busca, rebusca, hasta la desesperación. Normalmente, va rebajando tanto sus expectativas que su autoestima se resiente.
El pasado viernes, la Cámara de Comercio de Salamanca organizó, en colaboración con el ECyL, la tercera edición de la Feria de Empleo, que multiplicó exponencialmente el número de empresas participantes y de demandantes, que se contaron por cientos. Más de setenta marcas dispusieron de su estand, donde atendieron a jóvenes y no tan jóvenes que pudieron entregar su currículo, hecho que no resulta tan sencillo, cuando se intenta por otros medios. Total, un éxito. No solo porque se generaron posibles empleos, sino también porque, por un día, esos desempleados sintieron que se hizo algo cierto por ellos y su mente estuvo puesta en que hay una oportunidad esperándoles. Que así sea.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.