Leonor

Ya es la dama cadete Borbón. Ya está en Zaragoza. La princesa tiene que convertirse en una oficial «dotada de una excelente formación técnica, una esmerada preparación física y una sólida base moral...». No lo digo yo, lo explica así la Academia General Militar en su página web nada más darte la bienvenida por la visita. «Oficiales, en definitiva, cuya vocación y objetivo permanente sea siempre el mejor servicio a España», y así rematan el primer párrafo. Sin duda, las últimas palabras (el mejor servicio a España), pueden ser las más repetidas en el palacio de la Zarzuela desde hace medio siglo.

Durante tres años se formará en los tres ejércitos: tierra, mar y aire. Porque el día que llegue al trono se convertirá en el mando supremo de las Fuerzas Armadas, la soldado número uno y la 'capitana' general de los ejércitos. Parece increíble que esa imagen aniñada de la hija mayor de los Reyes, que ayer se abrazaba fuerte a su madre, tenga que ostentar en un futuro ese título que tan poco le pega, al menos, a corto plazo.

Auguro pocas imágenes de la cadete Borbón en la Academia. Ha estado dos años en un colegio de Gales, con decenas de adolescentes actualizando sus redes sociales casi a diario y no se ha filtrado ni un solo instante de la joven heredera. Y parece que se va a mantener, al menos, hasta que cumpla los dieciocho.

Aunque confieso que me encantaría ver a la princesa de Asturias con su uniforme militar, de camuflaje, con esa melena rubia recogida en un moño, durante las maniobras.

La disciplina militar no está al alcance de muchos. Pocos jóvenes de 17 años aguantarían unas horas en una academia militar. Pero esa niña de cara dulce, sencilla, con un gran vínculo paternal (y maternal), aunque pueda parecer débil tiene unas capacidades envidiables. Me dirán que ella puede, que es hija de, que no tiene otra cosa que hacer...

Unos ataques facilones ante una joven con una preparación exquisita. Estudia idiomas, los utiliza –con pronunciación sorprendente– en sus distintos discursos, y jamás se le ha pillado en un renuncio, una salida de tono, en tantos actos públicos en la que la hemos visto desde muy pequeña, cosa que otros herederos no pueden decir. ¿Y los ataques por su físico? Es una chica joven que acaba de superar esos años donde tu cuerpo sufre una trasformación impactante. Todas hemos pasado por ahí. Donde no encuentras tu estilo porque a veces vas muy de niña y otras muy de mayor, porque las caderas ensanchan, el culo crece, los granos adornan la cara, es la edad del aparato en los dientes.

Pero esa sociedad que demanda respeto para las mujeres, para todos los cuerpos, que señala a quien comenta unos kilos de más de alguna famosa o la celulitis en los muslos es la misma a la que se le suelta la sonrisilla cuando se ataca a la princesa de Asturias, menor de edad. Ahí la salud mental no nos importa nada. Esa maldita doble vara de medir.

El 31 de octubre cumplirá 18 años y tendrá que jurar la Constitución como refleja el artículo 61. Con la convocatoria sorpresa de Pedro Sánchez, con las elecciones del 23 de julio, el escenario quedaba despejado para la heredera de la Corona.

Las Cortes han quedado constituidas este jueves, el mismo día que ella ha ingresado en la Academia. Pero el endiablado panorama que ha quedado vuelve a poner en duda en qué circunstancias se llegará a su mayoría de edad. La inestabilidad política, una posible repetición electoral, un gobierno manejado por partidos independentistas... cualquiera de estos escenarios no es el más favorable para celebrar un acto institucional que reúna, en torno a la princesa de Asturias -y de Girona-, a todos los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados respetando uno de los actos solemnes más importantes para la historia de nuestra monarquía parlamentaria.

Aunque, para ser sinceros, si finalmente se revalida el 'Gobierno Frankenstein', como bautizó Alfredo Pérez Rubalcaba, cabe esperar que una de las ansiadas demandas que se exigirán en la Mesa de Diálogo donde se sentará el PSOE será la de convertir a España en un país republicano.

Ya ves. Acabar con la institución que más y mejor nos representa en estos años de incertidumbres que estamos viviendo, y que mejores relaciones mantiene, las más estables, dentro y fuera de nuestro país.