Sí, juro

Han jurado por la república catalana, por el planeta, por España y también por la 'vaciada'. Por los servicios sociales, por las mujeres asesinadas, por la democracia, por el amor frente al odio y por un mundo más justo. Sí, juro. Son algunas de las fórmulas que una treintena de los 350 diputados que conforman el Congreso han utilizado en más de una ocasión para acatar la Constitución cuando toman posesión de su nuevo cargo al servicio de los españoles. Y con sueldo de los españoles.

Ahora el Constitucional ha dicho que cada uno de esos diputados que se sientan en su escaño puede jurar o prometer el cargo por lo que les venga en gana. Más allá de lo que recoge el reglamento de las Cámaras parece estar permitida cualquier ocurrencia de sus señorías. Han resuelto un recurso de amparo, interpuesto por ocho diputados del PP sobre la sesión constitutiva de la pasada legislatura, el 21 de mayo de 2019. Señalan que había 29 representantes electos que usaron fórmulas de acatamiento, añadiendo comentarios a la expresión «sí juro» o «sí prometo». Entre ellos estaba Junqueras. El líder independentista condenado a 13 años de cárcel por sedición y malversación que, entre el indulto y la reforma del Código Penal, lo veremos pronto liderando un nuevo proyecto político contra España. Al acatar la Constitución con su acta de diputado de Esquerra Republicana decidió decir «desde el compromiso republicano, como preso político y por imperativo legal; sí, prometo». Así, todo seguido, del tirón, sin dudar. El resto de diputados de su partido intentaron estar a la altura con un «por la libertad de los presos políticos, por el retorno de los exiliados, por la república catalana y por imperatorio no legal», sí prometen. Y se quedan tan a gusto. Sus colegas de Junts per Catalunya, con los que ahora hay divorcio amistoso se vinieron aún más arriba y soltaron algo así como «con lealtad al mandato democrático del 1 de octubre y al pueblo catalán, por la libertad de los presos y exiliados, por imperativo legal, sí prometo». El «por imperativo legal» tiene más gracia, porque lo usaron los diputados de Herri Batasuna y fueron amparados por el Constitucional para poder seguir usándolo; y ahora es una fórmula frecuente en cada arranque de legislatura.

Reconozco que no puedo enfadarme con las fórmulas utilizadas por Íñigo Errejón, casi compuso un poema para cumplir con la Carta Magna en el primer día de escuela: «Prometo acatar la Constitución y trabajar para cambiarla. Nunca más un país sin su gente y sin sus pueblos». ¡Qué sensibilidad! Y un poco cursi también.

Hubo quejas ante la presidenta del Congreso, no precisamente por lo cursi, sino por lo ofensivo de algunas frases. Y se aceptaron. Pero ahora es el Tribunal Constitucional quien quita hierro al asunto y asegura que da igual lo que digan, que no cambia la responsabilidad de acatar el cargo. Y ni se duda de que los diputados que utilizaron sus fórmulas particulares adquirieran igualmente su condición plena de parlamentarios, aunque el juramento o promesa fuera de aquella manera.

Me encantaría ir en una lista al Congreso de los Diputados. Por Salamanca. Y cuando me tocase el turno decir, por ejemplo, «por Santiago Martín 'El Viti', sí juro», o algo tipo «por el hornazo de Salamanca, sí prometo». Me encantaría poder levantarme del escaño y decir alto y claro «por el jamón ibérico de bellota, sí prometo» o «por las patatas bravas de Gonzalo, sí juro». A mí me parece muy ocurrente. Hay diputados que han acatado la Constitución «por un mundo más justo para todos» y hasta «por la paz en el mundo» o fórmulas más rimbombantes tipo «como catalán y orgullosamente español» o «hasta la Constitución catalana»… esta última tiene guasa. Acatar una Constitución y el servicio a un pueblo hasta que llegue otra Constitución, de una comunidad autónoma. Somos un país muy cachondo.

Son modelos muy creativos, pintorescos e incluso absurdos pero no tengo claro que esto se permitiese en otros países democráticos del mundo, donde se respetan, por encima de todo, las altas instituciones del Estado. Ojalá el 17 de agosto, en la conformación de las nuevas Cortes y el arranque de una nueva legislatura, un «te lo juro por Snoopy».