El álbum de fotos

Cuando se siente delante del ordenador y se ponga frente a alguna de esas aplicaciones en las que puedes crear tu álbum de fotos digital Pedro Sánchez se va a dar cuenta de que va a poder componer el librito más lamentable de su vida. Recopilar todas esas fotos que paso a describirles. Porque aunque este sea un artículo escrito les voy a pedir el esfuerzo de recrearlas. Y al terminar, componerlas en un álbum y visualizarlo en una estantería de la Moncloa.

Siempre se ha hablado de la 'Foto de las Azores', de aquellos tres hombres. El líder de la gran potencia mundial que era Estados Unidos, junto a lo que por entonces eran dos grandes fuerzas europeas: España y Reino Unido, con José María Aznar y Tony Blair al frente. Iban a tomar una decisión histórica y polémica. Comenzaba la guerra de Irak. En la mano tenemos también la demonizada 'Foto de Colón'. Eran otros tres hombres, pero estos daban menos miedo. Eran Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal, liderando una protesta contra Pedro Sánchez acusándolo de traidor por sus cesiones a los separatistas. Y era 2019.

Pero el álbum de Sánchez supera la ficción, no hace falta la Inteligencia Artificial. Convoca a los medios, recibe a sus socios, les aprieta fuertemente la mano y sonríe a la cámara. Click. Una foto más para la posteridad. La primera, a pantalla completa, debería ser con Mertxe Aizpurúa, la líder de Bildu, en ese sofá, tan sonrientes, tan bien avenidos, con tanta química en ese cara a cara. Ella con total look verde, que podía ser de Vox o en homenaje al Rey de España, pero no, es verde ETA. Sánchez con sus mejores galas y con esa percha que es fácil quedar bien en las fotos. Sonrisa abierta para volver a la Moncloa. Aunque la historia no dé risa. Un secretario general del PSOE echándose en los brazos de EH Bildu. No falta en esa foto el chico de los recados del presidente en funciones. Santos Cerdán. Al que ha mandado a Bruselas y le ha dicho: «Hasta que yo no pueda ser presidente no vuelvas», y ahí ha estado el hombre una semana, en un hotel, a la espera de las órdenes de Carles Puigdemont por un lado y las de su líder por otro. Él fue el elegido para otra foto para la posteridad de la historia del PSOE con un fugado de la justicia española. El número tres del Partido Socialista repanchingado en un sofá sonriendo a Puigdemont y coronados por una gran foto con una urna ilegal del referéndum ilegal. Y tan felices. Y una foto más, esta mejor para la mesilla de noche de Pedro Sánchez. Una vicepresidenta del Gobierno de España, a mendigar la atención del que se fue escondido en el maletero de un coche por no dar cuentas ante la justicia y cumplir, honorablemente, su condena por su nación catalana. Yolanda y Carles. Abrazos, sonrisas y trato con honores de Estado. Otra emisaria. Al bueno de Bolaños también le han dado la oportunidad de hacerse una foto digna de enseñar a sus hijos y sus nietos. Mano a mano con Oriol Junqueras. El indultado que debía haber cumplido una condena de 13 años de cárcel por sedición y malversación.

Y no puede faltar la foto con Pablo Iglesias para completar el álbum. Aquella cuando todavía tenía coleta, aquel abrazo a cambio de una legislatura. Otra vez, el líder del PSOE, en los brazos de un reconocido antisistema. Quería acabar con la forma de Estado, con la monarquía, con una mujer como Díaz Ayuso y hasta con la tauromaquia... Y no acabó con nada, ni siquiera con Pedro Sánchez.

¿Y qué se puede hacer después de que la gente votó pensando que no habría amnistía? Nada. Callar y tragar. Todas calladitas que estamos más guapas. Porque si advierte la justicia de la anomalía constitucional, son «fachas con toga», si advierte el partido que ha ganado las elecciones, les dicen que no saben perder. Si se manifiesta un ciudadano en la calle, ante una sede socialista, por supuesto, es un neofascista. Hay que quedarse en casa y aplaudir en los balcones los pactos con los que Pedro Sánchez está destruyendo la transición, la Constitución y la calidad democrática. Y además se aprovecha de todos los que utilizan una protesta pacífica y legítima para airear sus complejos, hacer cánticos retrógrados y ondear banderas que no representan ya a casi nadie. Bandera de España sólo hay una, todos sabemos cómo es y es la única que nos incluye a todos.