Victoria del PP sin paliativos

La victoria contundente de Carbayo adquiere un tinte personal por cuanto el primer edil y presidente provincial del PP planteó una propuesta y un equipo basados en sus propias ideas y en las personas más cercanas dentro del PP. Con esa apuesta personal el PP de la capital ha conseguido el doble objetivo de batir al PSOE de José Luis Mateos y de no depender de los votos de Vox para gobernar el Consistorio. Se trata por tanto de una derrota sin paliativos del candidato socialista, que debería hacerle repensar su futuro en la política municipal, y de una situación ideal para Carbayo, que dispondrá de cuatro años más para avanzar en un proyecto de modernización de Salamanca.

La jornada supuso también la prevista desaparición de Ciudadanos, a pesar del buen trabajo de su líder, Ana Suárez, y la irrupción con fuerza de Vox, con tres concejales. Un éxito agridulce para el cabeza de lista verde, Ignacio Rivas, porque sus ediles no son decisivos y le tocará bailar toda la legislatura en la oposición, sin ninguna capacidad de influencia sobre la Alcaldía. Y el remate ha sido la merecida desaparición de la extrema izquierda, lastrada por sus peleas internas y sus incongruencias.

En la provincia el avance del PP también ha sido notable, con la perspectiva de que Javier Iglesias consolidará la presidencia de la Diputación con una mayoría absoluta reforzada. El mayor voto a los candidatos populares no tiene, sin embargo, un claro reflejo en la reconquista de las localidades más importantes, aunque sí le permite dejar de depender de pactos en ayuntamientos relevantes.

En España, el 28-M se ha confirmado como un primer paso para desalojar a Pedro Sánchez del Gobierno de la nación. Aunque el presidente y su partido se empeñen en hacer una interpretación local de los resultados, el batacazo general de los candidatos del PSOE se debe en gran medida al rechazo que su gestión provoca a los españoles. No eran unas primarias pero Sánchez decidió implicarse a fondo en la campaña y el resultado puede entenderse legítimamente como un fracaso personal y, a la vuelta de la hoja, como un triunfo claro de Alberto Núñez Feijóo. Los populares arrasan en Madrid y arrebatan al PSOE autonomías como Valencia, Extremadura o Aragón y grandes capitales como Sevilla, Valencia o Palma.

La gestión de los alcaldes y presidentes regionales del PSOE no ha sido esta legislatura mejor ni peor que en las anteriores, y sin embargo los electores les han castigado con dureza porque les identifican con Sánchez, por sus vomitivos pactos y por cuatro años de gobierno dañino para los intereses de la nación.

Las municipales y autonómicas de ayer constituyen pues una derrota sin paliativos de Sánchez y un éxito rotundo de Feijóo, que dispone ya de una palanca sólida sobre la que apoyar una victoria en las generales de final de año.

La desaparición de Cs de la escena política española ha beneficiado claramente al PP y ha permitido que los populares crezcan a la vez que lo ha hecho de forma notable Vox, que será clave en gobiernos regionales y municipales del centro derecha. Esa poderosa irrupción de los de Santiago Abascal les permite una posición de fuerza a la hora de negociar con los populares, y desde ahora la formación de mayorías alternativas a los pactos Frankenstein dependerá de la capacidad de ambos partidos para coordinar sus intereses. En ese sentido, las próximas semanas se antojan claves a la hora de conformar una futura mayoría frente al sanchismo, el comunismo y los separatistas.