Comida o alquiler

«Hay familias en Salamanca que no comen si pagan el alquiler» contaba Carmen Calzada, directora de Cáritas Diocesana de Salamanca, como quien no quiere la cosa, en una entrevista concedida a este periódico el pasado sábado. Hay días que uno abre las páginas de un diario en busca de la clasificación deportiva o un crucigrama y tropieza con una bomba de relojería que te explota en mitad del desayuno arruinándonos la jornada y aquella idea tan bonita del estado de bienestar.

En esas palabras tan extraordinariamente sencillas y al mismo tiempo tan duras de la directora de Cáritas, tan impúdicas y tan impertinentes así soltadas a bocajarro en esta temporada de ciudades compitiendo con asombrar con sus excesos lumínicos y de gente saliendo de los grandes supermercados acarreando sus carritos de la compra llenos de colonias carísimas, billetes de hotel en lugares recónditos, ropa de marca, variadas, estupendísimas delicias gastronómicas o el último y más modernísimo móvil de última generación.

Hay familias que un día comen y al otro ayunan para ver si de esa forma pueden ir apartando unos céntimos que les alcancen para poder pagar a fin de mes el techo donde se cobijan. Ese es su dilema constitucional o inconstitucional: Pan bajo el puente o cuatro paredes pero una nevera vacía.

Ojo que no se trata de un dato extraído del informe de un político populista que nos larga su eterna parranda electoral ni la de su colega del extremo contrario que acaba de treparse iracundo al estrado a seguir crispando a la peña con todos los peligros que nos acechan si seguimos confiando en quienes nos gobiernan.

Es sencillamente la directora de Cáritas Diocesana de Salamanca, una asociación en permanente y cotidiano contacto con la gente a pie de calle que lo pasa realmente mal. Sencilla gente de barrio, padres y madres de familia que se acercan a una cola donde mucho más que la tremenda subida del precio que ha experimentado estas Navidades el buey, el centollo o la almeja, le hace feliz que hoy pueda caerle una bolsa de lentejas, un kilo de patatas, una barra de pan o una caja de leche con la que dar de comer a sus hijos.

Así que cero exageraciones en las palabras de Carmen Calzada. Quédense por tanto con la frase y procuremos no olvidarla: «Hay familias en Salamanca que no comen si pagan el alquilar». Por lo demás, feliz año 2024.