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Opinión

Ribera-Rottenmeier

Es que veo a Ribera y rejuvenezco más de cuarenta años recordando también al abuelo Pedro

Viernes, 24 de mayo 2024, 05:30

Lo siento y pido perdón por adelantado por la comparación, pero ver a Teresa Ribera, la vice a la vez que ministra, y acordarme de la señorita Rottenmeier es todo uno. Recuerdo para los más olvidadizos que la citada señora era una mujer de edad madura, de carácter severo, con personalidad fría, muy rígida y un tanto amargada que ejercía de institutriz de Heidi, el personaje central de la misma serie de dibujos animados, que causó furor en la segunda parte de la década de los setenta y en los primeros ochenta del siglo pasado. Es que veo a Ribera y, por un lado, rejuvenezco más de cuarenta años recordando también al abuelo Pedro (vaya hombre, no podía tener otro nombre), mientras que, por otro, me siento empequeñecer ante la mirada severa de doña Teresa, a la que tengo muy presente cuando voy a tirar un cascara de pipas al suelo, por aquello de la contaminación, y ya no digamos si no reciclo como mandan las ordenanzas.

Siempre que veo a la vicepresidenta tercera, a la vez que ministra para Transición Ecológica y cabeza de lista de los socialistas a las elecciones al Parlamento Europeo, cuya campaña propiamente dicha ha comenzado oficialmente esta pasada madrugada, siento su mirada fija en mí, regañándome por no hacer lo suficiente para la conservación del planeta y por no luchar con todas mis fuerzas para frenar el cambio climático. Después de un rato de abatimiento me sobrepongo cuando reflexiono durante unos minutos y me doy cuenta de que no solo me regaña a Madrid, sino a todos. El penúltimo ejemplo afecta a Ursula von der Leyen, la que puede ser su jefa en Bruselas después de las elecciones al Parlamento Europeo, siempre que se confirme que Pedro (no el abuelo, sino el presidente Sánchez) cuenta con ella para ser la representante española en la próxima Comisión Europea.

Y es que, en una reciente entrevista en el medio Político, que es «la biblia» para los de Bruselas. Ribera-Rottenmeier, o al revés, que tanto monta, monta tanto, se ha despachado a base de bien contra la alemana. Por ejemplo, dice que el acercamiento de von der Leyen a las tesis de los partidos de extrema derecha en lo que respecta al Pacto Verde europeo «es una estrategia terrible que solo envalentona a las facciones más extremistas». Insiste en que la voluntad de la presidenta de la Comisión Europea de trabajar con la derecha extrema y relajar la agenda verde revela «una actitud de resignación que es enormemente perniciosa». Y así lanza otra serie de «lindezas» y advertencias a la que podría ser su jefa en Bruselas, si la alemana consigue que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE propongan finalmente su nombre y que el nuevo Parlamento Europeo otorgue su visto bueno. A continuación, ya investida como presidenta, la alemana debe asignar las carteras a los futuros comisarios Y Rottenmeier-Ribera y Pedro quieren que sea la responsable de dar continuidad al Pacto Verde. Llegado ese momento, ¿se acordará la alemana de lo que ha dicho su Ribera-Rottenmeier particular?

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