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Que la alemana Úrsula von der Leyen, que ha renovado como presidenta de la Comisión Europea en Bruselas, y el marido de Begoña se llevan bien es un secreto a voces. Sostiene mi compañera, y sin embargo amiga, Rosalía Sánchez, que se trata de un interés mutuo y que no hay que buscar tres pies al gato. Como es persona informada y conoce a Úrsula, haré caso a lo que dice esta salmantina de pro. Sin embargo, también es verdad que desde ayer la vida política de von der Leyen tiene todavía más parecido con la del esposo de Begoña, que es a la vez el presidente del Gobierno de España. Ayer, en el PE, la candidata del Partido Popular Europeo (PEE) consiguió renovar para un segundo mandato de cinco años, gracias al apoyo de su grupo, de los socialistas, de los liberales-macronianos y, atención, «de los verdes», que se decantaron por ella. Reza el estribillo de la jota de la Tía Melitona algo así como «Úrsula, que andas haciendo tanto tiempo en la cocina, que te estamos esperando». Y lo que ha estado haciendo la presidenta de la Comisión Europea a lo largo de las últimas semanas ha sido cocinar el apoyo de distintos grupos políticos, con intereses contrapuestos. Un ejemplo claro es lo relativo al Pacto Verde europeo, que tanto ha soliviantado a los agricultores y ganaderos comunitarios desde el pasado otoño. Es evidente que los intereses del PPE y de «Los Verdes», no solo no coinciden, sino que son contrapuestos. En resumidas cuentas, que la alemana ha necesitado parir una coalición de partidos Frankenstein, para revalidar su puesto. En la anterior legislatura sacó la mayoría por los pelos gracias al apoyo de los populares, socialistas y los liberales-macronianos; ahora a estos se ha sumado el grupo de los verdes, y Úrsula casi cantaba de alegría porque había aumentado el número de eurodiputados que acudieron en su apoyo. Ahora hace falta ver cómo gestiona esa coalición Frankenstein, en la que tres de los cuatro grupos (todos salvo los populares) ha cosechado malas notas en las últimas elecciones al PE. No han apoyado a Úrsula los grupos situados más a la derecha del PPE, que han recibido más votos en esos mismos comicios.
Y, mientras tanto, en España, la coalición Frankenstein encabezada por el marido de Begoña Gómez es como el ejército de Pancho Villa. Hay días en los que parece que todo se rompe, pero no, porque fuera del poder hace mucho más frío y todos ellos desean tener agarrado al inquilino de La Moncloa por ahí mismo, ósea, por esa parte próxima al escroto. Pero claro si solo tuvieran agarrado al esposo de Begoña por ahí, pues no pasaría nada; el problema de verdad es que nos tienen cogidos a todos los españoles por salva sea la parte, gracias a la obsesión del presidente del Gobierno por seguir ejerciendo como tal. En ningún país demócrata, Sánchez seguiría en ese puesto, con las acciones que él mismo y su entorno familiar y político han perpetrado. Pero España es diferente, como atestigua el numero de sus votantes. ¡Señor, Señor!
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