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¡Pobre Begoña Gómez! Y lo digo en el sentido literal de la palabra, porque mirar que tener entre todas sus cuentas corrientes poco más de 40 euros. ¡Qué gran ocasión se ha perdido en el último Congreso del PSOE celebrado en Sevilla el pasado fin de semana, para haber hecho una colecta entre todos los asistentes, dicen que más de 7.000, que pongamos a 100 euros por cabeza, daría la nada desdeñable cifra de 700.000 euros! Más que nada, para garantizar que la esposa de nuestro presidente del Gobierno pueda hacer frente a los gastos en abogados derivados de los procesos judiciales en los que anda metida. Y eso, porque, como soy bien pensado, doy por hecho que ella no será defendida por la Abogacía del Estado, ni los letrados que haya escogido serán pagados con cargo a los Presupuestos Generales. Y, puesto que una de las voces cantantes durante la citada reunión fue la de María Jesús Montero, que a la sazón es ministra de Hacienda, pues se podía haber aprovechado la ocasión para hacer un «apañito» con el fin de que ese dinero no hubiese estado sometido al escrutinio de la Agencia Tributaria. Vamos, en línea de lo que se ha hecho con su cuñado, el hermano del inquilino de La Moncloa, y su residencia fiscal en Portugal.
Ah, y nada de bizum ni transferencias. El dinero en efectivo, para que no quedase rastro, que tal y como se están poniendo los de Hacienda con el control de ese sistema de pago tan moderno o con las tarjetas nos tienen cada vez más controlados. Y lo que te rondará «Marichús», porque este miércoles se ha sacado a información pública un proyecto de Real Decreto por el que se obliga a bancos y a entidades de pago de dinero electrónico a que proporcionen más y más información. Vamos, otro Gran Hermano de Montero, que se suma al Gran Hermano de Marlaska, por el que debemos facilitar, cuando nos registremos en los hoteles, vayamos a comprar un viaje a una agencia o alquilemos un coche, una serie de informaciones de carácter personal que vaya usted a saber dónde terminan.
Y es que, entre las nuevas exigencias que nos plantean por todas las vías los diferentes Gobiernos y las parcelas de libertad individual que estamos cediendo «motu proprio» nosotros mismos, en unos casos de forma inconsciente y en otros siendo conscientes de lo que hacemos, cada vez estamos socavando más esa libertad y facilitando el control total y absoluto por parte de poderes públicos y empresas de todo tipo.
Eso, por no hablar del rastro que dejan todas nuestras acciones cada vez que abrimos el ordenador y nos conectamos a internet. Nos tienen, no rodeados, sino sitiados, pero no por ello voy a dejar de gritar ¡viva la libertad! consagrada en teoría en nuestra Constitución, que hoy celebra su cumpleaños.
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