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Me han recordado que la última vez que Alfredo Pérez Rubalcaba estuvo en Salamanca fue para hablar del fin de ETA. Había dicho que si ... había contribuido en algo a la paz, daba por satisfecha su vida política. La idea más extendida es la de que todo el mundo de bien puso algo de su parte –algunos llegaron a poner la propia vida— y él, todo lo que le correspondía por su cargo. Y por eso, entre otras cosas, ha pasado a la historia siendo en los últimos tiempos profesor universitario de Química, que tiene algo de vuelta a casa. Antes de aquel día le vi en el Parador en un acto de campaña. La de estas horas ha quedado congelada. Ha sido tal el impacto que nadie se atrevía a subir al escenario y pedir el voto. Un impacto que las imágenes solemnes de las televisiones han amplificado y han convertido en ondas de choque que iban golpeando con recuerdos nuestro ánimo. Rubalcaba se apagó el día que el inicio de las obras de la Plaza Mayor cumplía 299 años según la pizarra adquirida al pizarrero de Mozárbez Pedro Rodríguez el 24 de mayo de 1931 y grabada dos días después salvo el detalle de la finalización: probablemente se dejara en blanco y se inscribiese cuando se acabó, o sea, el 3 de marzo de 1733. Ningún adivino hubiese sido capaz de avanzarlo, ni aún siendo los currantes precisos como la relojería suiza. No era plan un traspiés en obra tan seria y menos en un escenario vinculado a la Corona, como el Pabellón Real: pocas bromas. Hay que tener cuidado con las fechas, me equivoqué hace unos días e hizo lo propio hace unos siglos el que inscribió en una iglesia las fechas cambiadas, de tal forma que finalizó antes de ser comenzada. Supongo que cuando pase la conmoción Rubalcaba alguien propondrá algún festejo para celebrar la efeméride de los 300 años del inicio de la Plaza Mayor el año que viene y el Ayuntamiento convide ese día a pan, queso, vino y aceitunas. Todo irá volviendo a su ser, incluida la campaña electoral, porque todo pasa.
Pasa que Silvia Alonso, nuestra actriz de moda, triunfa en la pantalla este 2019 junto a Mario Casas en una historia llena de carga erótica. Que las aceitunas con las que habríamos celebrado el aniversario del inicio de las obras de la Plaza Mayor, como los obreros que la hicieron, podrían ser de la feria del olivo y el olivar de Vilvestre, donde sonaba el apañando aceitunas se hacen las bodas en la voz de nuestro añorado Nino Sánchez, al que creo recordar en una foto posando en las cadenas del atrio catedralicio. Pasa que hoy se recuerda la colocación de la primera piedra de la Catedral Nueva (12 de mayo de 1513), necesaria porque la vieja se había quedado... eso, vieja. Pasa que ya está en marcha la Feria Municipal del Libro, donde firma hoy su poemario “Poemitas de papel” Sofía Montero, con la traductora Sybil de la Cuesta y el ilustrador David Sánchez: una pequeña joyita; y pronto se abrirá en Villamayor la feria de la piedra de la que está hecha la piel monumental salmantina. También la de la Plaza Mayor y la Catedral. Y San Esteban, la Universidad... Ocurre que hay oposiciones a Enfermería hoy, que es el Día Internacional de la Enfermería, que tanto impulsó en Salamanca Carmen Sánchez Macarro, al frente del colegio de Enfermería tantos años y homenajeada el mes pasado. Y pasa que espero ser el por fin mejor horóscopo de la semana, como canta Leiva, y se lo pido a Silvia Berrocal, modelazo, que ejerce de pitonisa cada sábado en seria pugna con otros aspirantes: Julio, Jesús, Santiago, Julián, Ana, Gabriel... Este sábado me toca, porque la luna está donde debe de estar y estoy dispuesto a cambiar de fechas incluso. Yo soy, ¿sabe?, muy de horóscopo. Porque nunca se sabe.
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