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NO parece que al actual Gobierno le interese mucho lo que –a mi juicio- es el mayor problema demográfico a medio y largo plazo: la ... caída en picado de la fecundidad en España. El Gobierno ha prohibido hablar de ello, seguramente porque los podemitas consideran que eso es de derechas.
Pero uno de cada tres países de la Unión Europea tiene un ministerio de la familia. España no es uno de ellos. Según el informe de Evolución de la Familia en España en 2021, del Instituto de Política Familiar (IPF), la media europea del PIB destinado por cada país a la familia es del 2,2 %, mientras que en España tan solo se le dedica un 1,3 %, colocándose como uno de los países del continente que menos ayudas dedica a las familias. Según el mismo informe; y a nivel europeo, Malta y España son los países comunitarios con más baja natalidad.
La ayuda por hijo o menor a cargo, que antes consistía en un subsidio independiente, desde mayo de 2020 se integra dentro del Ingreso Mínimo Vital. El límite de renta para pedirlo está en 23.648€ con un hijo y 37.218€ con dos, y de esto mismo depende la cantidad abonada. Es cierto que también se pueden aplicar deducciones en la declaración de la Renta por ser familia numerosa –de entre 1.200 a 2.400 euros–, o cambiarlo por un bono mensual por anticipado a razón de entre 100 y 200 euros dependiendo de los casos. Las madres trabajadoras también pueden deducirse hasta 1.200 en el IRPF hasta que el niño cumpla los tres años.
En Europa hay dos países, Suecia y Francia, que apoyan mucho más que España a la fecundidad y por eso aún están cerca de los 2,05 hijos por mujer que se considera el límite mínimo de reemplazo generacional. En Suecia, los progenitores tienen derecho a 18 meses de baja, de los que el padre debe coger 12 semanas obligatorias. Si cada uno coge la mitad de este tiempo, reciben una bonificación de 1.500 euros para fomentar la igualdad entre sexos.
En Francia se dedica el 4% del PIB a gastos sociales, lo cual implica ayudas que superan los 900 euros por hijo y que el 92 % de las plazas de las guarderías sean gratuitas. En el país galo, los padres tienen, al igual que en España, 16 semanas de baja por cada nacimiento. Sin embargo, este tiempo aumenta a 26 semanas en caso de que se trate del tercer hijo.
Si de verdad se sintiera como una urgencia el aumento de la natalidad en España, el Estado debería dedicar más dinero a esa necesidad. ¿Por qué no lo hace? Porque el nuevo y radical feminismo está en contra de la natalidad. Así de claro.
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