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EL “Juan del Enzina” acogió esta semana el homenaje a Dámaso García Fraile, cuya trayectoria docente, social y musical se recorrió por su hermano, ... Matías García, y por Jesús Málaga, al tiempo que Tlaloc ponía música. La reunión –tantos años después—de este grupo setentero salmantino llenó el teatro universitario de electricidad y colegas de la misma quinta. Más o menos. Volvimos a escuchar canciones de otros tiempos cuyo mensaje sigue vigente. Manolo Manzano, Antonio Francisco, Mayte Estévez, Concha Román, Carmen Madrid, Quini Sánchez, Luis Sánchez, Bernard Theri y Miguel Ángel Núñez le pusieron banda sonora a un acto justo y emocionante, sólo para entendidos. Los años transcurridos ha tratado bien a los Tlaloc. Podrían seguir en activo. La cita atrajo a más folk de la época, por ejemplo, de Tronco Seco, como Eusebio y Pilar Mayalde, que estuvieron en el origen de este grupo, igualmente setentero, y se reponen de un verano agotador. También estuvo en Tronco Seco otro folk, Paco Blanco, hoy al frente del Instituto de las Identidades. Más caras conocidas: Miguel Miñambres, Fernando Viñals, Mariano Pérez o Chema Alonso, por ejemplo, no tan folks. A muchos les conocí en aquellos ciclos universitarios de jóvenes intérpretes en esos años difíciles.
Hubo música y poesía, como en el recuerdo reciente del Ateneo a Sofía Montero y Carlos Blanco, poetas. El esfuerzo de Luis Gutiérrez o Toño Blázquez por mantener vivo el Ateneo es tremendo y merece reconocimiento. Siguen esperando que el edificio de la Fonda Vera Cruz les acoja, me han dicho. Al lado recaló esta semana el ministro José Luis Escrivá, muy viral por su episodio con el agua y el atril. Música y poesía se darán cita esta tarde en la Catedral en una edición especial de “El poeta ante la cruz” que recuerda a Ricardo Rasueros y contará con la música del “Salinas”, horas después de la subida de Ángel Rufino hasta donde pueda o le dejen recordando la tradición de los mariquelos. Una acción de gracias con referencias a sanitarios, la Covid, los palmeros... Será por motivos y desastres. La promoción de la Subida contó días atrás con un desplazamiento en globo, que me hizo recordar cierta experiencia personal. Maravillosa mientras sobrevolábamos Salamanca, cuyas torres deslumbran desde el aire, pero el aterrizaje fue para habernos matado. Casi hubo vuelta de campana. Un campanazo como el que habrá este año en la Plaza Mayor como gran motivo navideño, recordando a la María de la O y sus quintales de peso.
Echo de menos en estos días lúgubres una representación de “El Estudiante de Salamanca”, pero el “Calígula” tampoco está mal. La obra de Albert Camus que reponen los Komo Teatro cuando ya han superado las dos décadas de vida y han alumbrado a grandes talentos de la escena: Amalia de Prado, Jacinto Hernández, Félix Nieto, Claudio Casero, Jorge Gándara, Rosa Pérez, Julia Tavares... Me gusta que los nuestros ocupen en Liceo alternando tablas con figuras de la Capital, donde tenemos varias picas: Álvaro Mel cerró este viernes en la televisión “La Fortuna”, que le acredita como una de las referencias interpretativas del momento, y Silvia Alonso rueda a las órdenes de Álex de la Iglesia. La actriz podría ser una espléndida modelo para Julia Y. Brel, diseñadora salmantina encumbrada en el regional “Art y Fashion” por su propuesta “Des-amor”, denominación que nos evoca la ruptura de la semana de Olga Moreno y Antonio David Flores, o el robo de las legendarias botellas del “Atrio” para un caprichoso y rico mitómano. Vino y manchada eran las bebidas de los folks sententeros, cuyos discos ya no se encuentran ni en ferias de vinilos y son puritas joyas. Como esos vinos del “Atrio”, que estaban ahí en algo parecido a un depósito histórico. Son estos días muy dados a extraños sucesos.
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