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El Gobierno nos vendió la moto de que había solucionado la imposibilidad de acceder a la Seguridad Social para realizar cualquier trámite y seguimos igual: ... es una quimera que te atiendan sin cita y es complicadísimo coger una cita, a no ser que pagues a un conseguidor. Ahí está el negocio.
La pandemia ha justificado todo tipo de desatinos. Uno es el de las citas previas para acudir a las administraciones para que te solucionen un problema o la atención telefónica. Si bien es verdad que en la mayoría de las instituciones públicas ya han eliminado el asunto de la cita, por presión ciudadana o por convencimiento de su ineficacia, otras, como en la Seguridad Social o en la Dirección General de Tráfico se mantienen y con mayores dificultades que antes de que comenzara a extenderse el coronavirus por todo el mundo.
En los últimos meses es desesperante realizar gestiones básicas como darse de alta, tramitar una jubilación, pedir la baja por maternidad y paternidad o el Ingreso Mínimo Vital.
Los ciudadanos tienen que esperar hasta tres meses para conseguir acceder a las oficinas de la Seguridad Social, por no hablar de la desesperación que supone marcar y marcar un teléfono y que se corte una y otra vez la llamada sin que nadie te atienda al otro lado de la línea telefónica o entrar en la web para conseguir un hueco libre.
El sistema telemático de la Seguridad Social es un completo desastre y está generando un auténtico perjuicio a los ciudadanos. Especialmente dañino es para las personas mayores, que tienen más dificultades para dominar el mundo digital y es imposible que un empleado público descuelgue el teléfono y le atienda. ¿Nadie en este Gobierno es consciente de que vivimos en la España vaciada y además de que el internet no llega, la inmensa mayoría de los habitantes son personas de edad muy avanzada?
El Ministerio dio la orden de recibir al ciudadano sin cita previa, pero es casi un milagro que te solucionen el problema para el que has acudido hasta las oficinas. Está caído el sistema, te faltan unos papeles o vaya usted a saber...
Las razones que da el ministro Escrivá no hay quien pueda creérselas. Dice que hay 10.000 empleados menos que hace 10 años y que además tienen que atender las múltiples prestaciones sociales que ha aprobado este “beatífico” Gobierno que tenemos.
Sin embargo, nunca ha habido tantos trabajadores públicos como ahora. Ningún presidente del Gobierno ha conseguido las cifras de empleo público y asesores de Pedro Sánchez. Eso sí, estarán dedicados a realizar inspecciones para mortificar con sanciones a los ciudadanos que crean empleo, como los autónomos o a los titulares de pequeñas o medianas empresas. Lo que está claro es que no están al servicio del ciudadano.
La caótica situación en el Ministerio de Escrivá ha generado un mercado negro para conseguir los ansiados encuentros en las distintas oficinas de toda España. Por una módica cantidad, te consiguen una cita. No sé quién estará detrás, pero en cada crisis que gestiona el PSOE genera una oportunidad de negocio relacionado con la picaresca.
España ahora mismo está para que vivan bien los sinvergüenzas, los estafadores y en general, los delincuentes. Me dirán que la España del Siglo de Oro, en la España de La Celestina o del Lazarillo de Tormes ya existían los pícaros y los pillos, pero era otra España. Una España en la que había que agudizar el ingenio para comer. No para enriquecerse unos cuantos a costa de los trabajadores.
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