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Las cartas ya estás repartidas. El tapete colocado. Los jugadores sentados en la mesa dispuestos a dar lo mejor de sí. Un mus a cinco, ... raro, pero el día 28 de mayor veremos si es real o no. Y ahí tenemos mirando sus cartas al jugador azul, la jugadora naranja (ambos los actuales campeones), el jugador rojo (eterna promesa), el jugador verde (novato en estas lides) y los morados (que siguen ahí, a pesar de todo).
¿Hay más jugadores? Sí, claro que los hay, lo que pasa es que los demás aún no están listos para colarse en la mesa de los mayores. Ni parece que vayan a estarlo. Los hay que quieren sus quince minutos de fama, los hay soñadores algo ilusos, los hay estilo Mecano que dicen eso de “allí me colé y en tu fiesta me planté”.
En la mesa todos han mirado las cartas que tenían y todos han hecho sus descartes. No todos los descartados se lo han tomado bien, los hay que van echando pestes por los rincones con aires victimistas y clamando al cielo por el agravio que han sufrido. Los jugadores se miran, se estudian, se conocen, creo que muchos hasta se tienen cariño entre ellos (creo, supongo, imagino... Ya sabéis, por aquello del roce), pero la partida es la partida. En el amor, la guerra y el juego todo vale para ganar ¿Todo? Depende de a quién preguntes, si rojos y morados aprenden de sus líderes de Madrid esta partida debería estar llena de tarjetas rojas (que ya sé que en el mus no existen, pero me he tomado esa licencia).
Y empiezan envidando a la grande, a las cosas grandes, a las importantes, a analizar el empleo, la vivienda, la despoblación... Y si uno envida otro sube, envida más. El futuro de nuestra ciudad está en juego, y todos miramos con recelo los chinos que van apostando. Igual son muchos, pero es que nos va mucho en ello.
Seguimos con la chica, con detalles importantes, pero no tan trascendentales. Podemos ver cómo salen los parques y jardines, la pelea por recuperar las frecuencias del Alvia a Madrid, la gestión de los activos de la ciudad...
Grande y chica están ya sobre la mesa y ahora la duda es ¿llegarán a los pares? ¿Tendrán que sumar entre varios para ganar esta partida? El jugador azul espera y confía en que no, pero todo depende de cómo se vayan desarrollando las manos.
Se notan nervios, se verá cansancio, iremos observando subidas y bajadas, momentos mejores y peores de cada uno, pero, al final, lo que de verdad importa, lo que de verdad valdrá la pena para ellos, será quién gane el órdago el 28 de mayo. Mus, señores.
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