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«Que yo no haya alcanzado las nubes, no quiere decir que las nubes no existan», solía repetir emocionado Federico García Lorca a sus amigos ... y contertulios, recordando al que fuera su queridísimo profesor de música, Antonio Segura, -un compositor fracasado-, antes de que el poeta granadino abandonara su carrera musical para hacer destacado oficio en la literatura. Una anécdota que se repite y puede encontrarse en cualquier biografía lorquiana, y que yo he querido traer al caso para hablar de este gran sueño que está viviendo la gastronomía salmantina.

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lagacetadesalamanca En las nubes con la cocina