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PERTENEZCO a una institución que tiene dos mil años de existencia, la única en la historia de tan larga duración. Naturalmente adolece de defectos y ... soporta graves problemas, porque la integran personas de carne y hueso, y por tanto místicos y pecadores, santos y misioneros ejemplares, pero también curas pederastas. Es mi Iglesia, con toda la grandeza de su misión espiritual y algunas bajezas terrenales. Es mi credo, “la fe de mis mayores”, mis padres, mis abuelos... esa suerte de creencias, símbolos y costumbres en torno a nuestro Dios. Nunca he sido un meapilas, incluso algunos pudieran acusarme de ser como el don Guido de Machado, de mozo muy jaranero y de viejo gran rezador. Pero ¿cómo no salir en defensa de mi Iglesia? Acaso no tenga otra oportunidad. Y quienes pudieran hacerlo con más solvencia, carecen de este privilegiado púlpito.

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lagacetadesalamanca En defensa propia